En la cumbre de la
Universidad de la Singularidad en Berlín, en Abril de 2016 (Héctor Arango,
Eje21, 10/01/2017) quedó en claro para Udo Gollub y Alejandro Guzmán Stein,
como las compañías tecnológicas ya fabrican computadoras con ruedas, que pronto
los carros eléctricos y autónomos serán lo convencional, que habrá menos
accidentes y el seguro será más barato o desaparecerá. Muchos no querrán volver
a tener carro y llamarán por teléfono celular a compañías como Uber que los
llevarán a su destino donde no tendrán que estacionar y solo pagar por la
distancia recorrida.
Las ciudades cambiarán porque se necesitarán menos
automóviles, serán menos ruidosas porque todos serán eléctricos y se podrá
transformar las áreas de estacionamiento en parques Y si se puede trabajar
mientras se viaja [como en el tren] las personas podrán vivir más lejos de las
ciudades No se necesitarán tantos garajes si menos personas tienen autos, así
que vivir en las ciudades podría ser más atractivo debido a que la gente le
gusta estar con otra gente.
La producción de energía solar ha estado en una increíble
curva exponencial por 30 años, y en 2016 fue instalada más energía solar que
energía fósil, pero sólo ahora se puede ver el impacto pues la electricidad
será mucho más limpia y barata, y con ella viene la posibilidad de agua
abundante y barata mediante su desalinización. Y en unos años el 20% de todo lo
que se produce será impreso en 3D.
Los campus universitarios quedaran reducidos a laboratorios
de prueba e investigación y desarrollo de casos y técnicas [y ojalá para
conferencias y otros eventos donde poderse encontrar], siendo la instrucción dada
por internet y videoconferencias. Los exámenes también serán hechos desde y
hacia sitios remotos y habrá aplicaciones que detectarán si la persona
"sabe" o está copiando o memorizando. Habrá más personas con
educación técnica o especializada.
La justicia contará con aplicaciones que podrán decir si
usted miente por sus expresiones faciales, y en un debate político se podrá
inferir si los políticos están diciendo la verdad. El “bitcoin” se convertirán
en uso normal y podrá incluso convertirse en la reserva de las diferentes monedas
del mundo. El dinero en papel desaparecerá y toda transacción será electrónica.
“Lo único que podría detener esta evolución es la
aniquilación de la raza humana por unos pocos necios con poder y sin
educación". Así terminan Goluba y Guzmán, sus anotaciones, y hay que
preguntarse con Yuval Noah Harai:
“¿Qué le ocurrirá a la sociedad, a la política y a la vida cotidiana cuando
algoritmos no conscientes pero muy inteligentes nos conozcan mejor que nosotros
mismos?” (Homo Deus, 2016), y el problema básico es que, como lo dice Zygmunt Bauman (Tiempos Líquidos, 2007, p. 121) “las ciudades son espacios donde los extraños viven y conviven en estrecha
proximidad”.
En contravía de las conclusiones de la cumbre
de Berlín, en Colombia los carros
son todavía un símbolo de status social y entre más grandes mejor, y en Cali
con frecuencia van con su equipo de “ruido” a todo volumen como si el ruido de
sus calles no bastara; los parqueaderos públicos son escasos o los van a construir
como en la plaza de toros en lugar de conservarlo como parque; las
universidades hacen más edificios; el tren se abandonó cuando se recuperaba en
todo el mundo; y aunque ya se sabe que muchos políticos siempre están
mintiendo, se los sigue eligiendo.
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