Como si no bastara con que los andenes de Cali sean invadidos por carros y vendedores, son desfigurados funcional y estéticamente por vados exagerados, rampas invasivas, escalones innecesarios, terminados inadecuados, y toda clase de obstáculos. Y los peatones en lugar de protestar optan por caminar por las calzadas poniendo en riesgo su seguridad ya que no lo están haciendo en las amigables calles de un pequeño pueblo sino en una ciudad llena de carros y motos agresivos. Vados de anchos innecesariamente exagerados se encuentran por todas partes, pues para subir por sardineles normales, de 0,15 metros, bastaría que el vado estuviera solo en estos, o un poco más ancho en aquellos que son más altos, los que equivocadamente abundan en la ciudad. Pero por lo contrario casi siempre los vados invaden parte del andén, o incluso su totalidad, alterando poco o mucho su regular continuidad que es lo que los hace seguros y cómodos para los peatones. Rampas