La arquitectura la enseñan cada vez más profesores teóricos, lo que está bien, pero no también practicantes de la arquitectura, lo que está mal. Y en el taller de proyectos, en el que debe se debe sintetizar todo, se insiste en (supuestamente) hacer proyectos en lugar de practicar ejercicios, pero ni siquiera se simulan clientes, promotores, presupuestos y normas, y se realiza apenas uno por semestre, o sea que se practica muy poco. Cada vez hay menos profesores que ejerzan independientemente el oficio y más escuelas, y ya no hay suficientes arquitectos importantes que enseñen, como antes, y toca concentrarse en el estudio sistemático de las obras más relevantes y pertinentes para cada ciudad, como es notoriamente el caso de Hispanoamérica. Pero pretender analizar un edificio sin vivirlo o siquiera conocerlo, como