A diferencia de las plazas, espacios urbanos públicos y en las que importan son sus costados, con frecuencia uno más que los otros, en las manzanas, volúmenes casi siempre privados, lo que más importa son sus habituales cuatro esquinas, casi siempre enfrentadas a las otras tres de un cruce de calles. No son el centro de un volumen pero unen dos de sus costados incluyendo sus cubiertas, y en el espacio no en un solo plano; de ahí su gran importancia y el despropósito de no considerarlo así en las normas urbano arquitectónicas, y por tanto en su proyectación considerando su simetría, interacciones con los vecinos y unificación con la tradición local en tanto clima y relieve urbano y paisaje natural . Usualmente se dan tres soluciones: un volumen ad hoc, generalmente cilíndrico, como en tantos edificios neoclásicos en Europa; una plazoleta generando una concavidad y dos esquinas que así pasan a ser secundarias, igual a cuando se la recorta a 45ª como en el Ensanche de Barcelona; o