Son
aquellas que presentan una estructura urbana apretada, lo que genera espacios
de sociabilidad y cercanía a los servicios, propicia el encuentro y permite el
desarrollo de la vida en comunidad. Propias del Mediterráneo, su evolución
histórica ha dado lugar a ciudades y pueblos bellos y funcionales. Y, como dice
Patricia Torres, no
se requieren muchos estudios para ver sus beneficios (Las ciudades compactas, blogas.iadb.org, 18/07/2012).
Lograr que nuestras grandes ciudades sean más compactas, como las
europeas, París por ejemplo, tiene varias ventajas importantes para todos sus
habitantes, al contrario de las extendidas, por ejemplo Bogotá, en las que sólo
los que habitan en sus centros o cerca, pueden disfrutar de los lugares más
animados de cualquier ciudad, como lo son sus centros históricos, incluso en
Cali pese a la demolición sistemática de su patrimonio arquitectónico.
Para principiar, las ciudades compactas generan viajes más cortos,
baratos y placenteros; al trabajo, el comercio, la educación, la recreación y
el deporte, y más tiempo para estas actividades y sobre todo para la vida
familiar en casa. Son más peatonales y facilitan decisivamente el uso
prioritario de las bicicletas, y sus sistemas integrados de transporte público
(taxis, buses y trenes) son mucho más sencillos y económicos.
Igualmente sus redes de infraestructura son más cortas, económicas y fáciles de
mantener, como la vial y las redes de energía eléctrica, gas, telefonía,
acueducto y alcantarillado. En el caso de las redes, una porción mayor de ellas
está en los edificios mismos, y las circulaciones verticales de los edificios
de viviendas y oficinas (escaleras y ascensores) pasan a ser una parte importante
de la movilización de personas y mercancías, e incluso se considera que el
sistema comienza desde ellas (J. H. Crawford: Carfree Cities, 2000).
En las ciudades compactas las construcciones son considerablemente
más económicas al tener más área disponible con menos estructura, cerramientos
y fachadas, y más servicios comunes. Como en los edificios de apartamentos
(garajes, lavanderías, gimnasios y piscinas) o en los de oficinas
(estacionamientos, salas de reunión y cafeterías). Además de necesitar terrenos
mucho menores en área proporcionalmente.
También presentan menores distancias a las zonas no urbanizadas,
como cinturones verdes, parques metropolitanos, ríos y explotaciones
agropecuarias vecinas que conforman sus áreas metropolitanas, facilitando el
contacto de todos los ciudadanos con la naturaleza. Y al mismo tiempo sus diferentes
barrios están más cerca a los centros urbanos y a los equipamientos y
actividades propias de ellos e inexistentes en otras partes de la ciudad.
En consecuencia, las ciudades compactas cuentan con más animación
urbana y mayor relación de todos los ciudadanos con los demás, es decir, son más
ciudad. Como lo dice el economista Edward Glaeser: “Para prosperar, una ciudad
tiene que atraer a personas inteligentes y permitir que colaboren unas con
otras.” (El triunfo de las ciudades, 2011,
p. 310); y lo que los atrae es poder relacionarse con los otros y sus
actividades en el espacio público, principiando por sus andenes.
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