La arquitectura es la
técnica y el arte de proyectar espacios para la vida humana, según las
diferentes circunstancias geográficas e históricas, los que generan volúmenes
que a su vez conforman espacios urbanos, es decir, ciudades. Y desde luego lo
son los edificios mismos,
y por eso también incluye la arquitectura vernácula y la popular, que se levantan
sin arquitectos. Asuntos
que aquí deberían volver a ser parte de la cultura considerando que casi el 80%
vivimos en ciudades.
La relación de la arquitectura con el arte, el poder y el
gusto es de siempre, pero concluye ahora con la perentoria necesidad de un
oficio profesional más ético y no apenas estético (antes la gran arquitectura
era para los dioses y ahora lo es para los hombres y las mujeres), a partir de
la crítica de los edificios y ciudades existentes, deduciendo unos propósitos
ineludibles hoy como son lo sostenible y lo contextual, es decir, el problema
de sus formas actuales.
Por
tanto se trata también de la forma de los problemas de una arquitectura de nuevo adecuada a los diferentes lugares,
para no dañar más el planeta, el paisaje y las ciudades. Una arquitectura
profesional que en el trópico (frío, templado o caliente) debe ser muy
diferente a la de los países con estaciones y desarrollados, que sin adaptarla
aquí hoy en día sólo se imita como si fuera una moda más, con lo que viene a ser de penúltima moda.
Son varios los aspectos, aproximaciones y épocas con que se
estudia la arquitectura, y sus climas, paisajes, tradiciones, temas y
beneficiarios, como igualmente a los arquitectos más destacados. Y muchas las
obras más reconocidas en la tradición occidental en sus distintas épocas y
lugares, las que constituyen un patrimonio cultural reconocido de las ciudades
en sus diferentes espacios urbanos públicos y privados, pero que aquí destruimos
sistemáticamente.
Ciudades y edificios que resultan siempre de sus
circunstancias, para bien o para mal, por lo que la arquitectura de inicios del
siglo XXI debería responder a las de los usuarios y clientes actuales y no sólo
a los intereses comerciales de los promotores inmobiliarios. Y por supuesto al
clima, topografía, paisaje y tradiciones urbano arquitectónicas de cada ciudad,
pues la gran mayoría de los proyectos que se hacen actualmente de edificios y
espacios urbanos están localizados en ellas.
Considerando en su proyectación que los aspectos de mayor
importancia son la composición volumétrica y espacial del edificio y el espacio
urbano que complementa, las que cambian y a lo largo de sus varios recorridos y
el paso del día -como los patios- generando emociones con lo que se encuentra y
descubre. Proceso que se desarrolla mediante la representación del edificio o
espacio urbano a proyectar con dibujos, maquetas y planos técnicos, y una
memoria escrita.
Además están las lecturas complementarias, recientes y
clásicas para distinguir entre “saber cómo” -el oficio- y “saber que” -la
arquitectura-, y las obras y ciudades que hay que visitar y estudiar,
comenzando por las propias, Por ejemplo en Colombia Cali y sus haciendas
cercanas y Buenaventura claro, Popayán y las suyas, Pasto y Sandoná, Cartagena
y Mompox, Barranquilla y Santa Marta, Santa fe de Antioquia y Medellín, Tunja y
Villa de Leyva, Bucaramanga y Girón, y
Bogotá como no.
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