El desarrollo desde el siglo XVIII de las ciencias físicas, químicas, biológicas, el más importante de la historia, -y sus ideas unificadoras que convergen hacia la matemática- y en general el avance de los conocimientos, permitió la muy rápida y significativa mejora de las técnicas tradicionales y su multiplicación, junto con el surgimiento en el XX de muchas otras nuevas, ya transdisciplinares, que se suman a las existentes ya muy transformadas. Y este desarrollo facilitó grandes adelantos en la agricultura, la ganadería, la minería, la industria, la construcción y el transporte, y este el nuevo comercio internacional, que creció mucho.
La economía, formalmente o no, paso al liberalismo y luego al capitalismo salvaje, enfocado la productividad, el consumismo, la obsolescencia programada y los multimillonarios, llenando las arcas de promotores, constructores y bancos, al tiempo que destruyen climas, paisajes y patrimonios construidos y que, junto con la sobrepoblación, llevan al actual cambio climático, en donde lo urbano es ahora su mayor causa directa o indirectamente. En esta dirección apuntan las actuales criticas al capitalismo salvaje y la importancia de conocer su historia y encontrar las posibilidades de corregirlo (Thomas Piketty, Capital e ideología, 2019).Como dice Yuval Noah Harari “el crecimiento económico no salvará al ecosistema global; justo lo contrario, porque es la causa de la crisis ecológica” (21 lecciones para el siglo XXI, 2018) y ya había señalado que “los lujos tienden a convertirse en necesidades y a generar nuevas obligaciones” (De animales a dioses, 2014) y años después se pregunta: “¿Qué es mas valioso: la inteligencia o la conciencia?” y dos años después responde con otra pregunta “¿Qué le ocurrirá a la sociedad, a la política y a la vida cotidiana cuando algoritmos no conscientes pero muy inteligentes nos conozcan mejor que nosotros mismos?” (Homo Deus, 2016).
Hay que entender que el socialismo no es la alternativa al capitalismo salvaje pasando por alto su fracaso en la Unión Soviética, Alemania, Cuba, y China donde paso al capitalismo de estado que la está llevando a ser la primera potencia económica del siglo XXI, y uno de los países de mayor generación de gases de efecto invernadero. Por lo contario, la alternativa sería el control del crecimiento de la población, evitar el consumo superfluo, y eliminar lo “salvaje” del capitalismo, siguiendo el ejemplo de los países nórdicos; mas infortunadamente no es la más fácil por el comportamiento “animal” del Homo Sapiens aún no bien educado.
Y, similar a la economía, está la preeminencia de la propiedad privada sobre lo público, como en la gran mayoría de las construcciones en las ciudades, en las que solo su propiedad es privada pero que su uso, aun cuando solo sea el derecho a mirarlas, y el espacio urbano público es El Estado, que debe diseñarlo, construirlo, mantenerlo, dar las normas para su uso, y controlar que se cumplan en las diferentes calles, plazas, explanadas, parques y zonas verdes, y en las construcciones que los conforman, evitando que sean espacios “salvajes” debidos a la libre empresa mal entendida; y los predios abandonados deberían expropiarse.
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