En Cali los que no votan dicen que para qué si todo seguirá igual, pero se equivocan pues todo podrá ser peor: más corrupción, inseguridad y pobreza, y trancones, caos urbano y menos educación; en últimas, menos control sobre la ciudad y sus habitantes. Si dichos ciudadanos no encuentran buenos candidatos a Alcaldía y Concejo, Gobernación y Asamblea, deberían votar en blanco y habría más oposición al mal gobierno; y si ganan habría nuevas elecciones con nuevos candidatos, y si estos tampoco son buenos al menos se sentaría un precedente y habría mas exigencia sobre sus propuestas. No votar es fomentar que continúen los malos gobiernos conformados por funcionarios elegidos por la mayoría de la minoría que vota, o sea aproximadamente una cuarta parte de los electores, pero votar en blanco es oponerse públicamente a ellos y fortalecer la democracia.
La corrupción, sin mayor duda el peor de los problemas mencionados, sería cada vez peor, alimentando todos los otros problemas los que, precisamente y en primera instancia, se deben a ella de una u otra manera. La inseguridad está alimentada por la corrupción, la que se da de arriba a abajo, y la que es cada vez más generalizada; y no es sólo la relativa a la delincuencia y a las disidencias de la guerrilla, sino también la relativa a incendios, inundaciones y sismos o la rotura del jarillón. La pobreza crecerá, mientras descaradamente se roban cada vez más el erario, y aumentarían los trabajos informales, y por lo tanto la inseguridad en todos los aspectos ya dichos, crecerían menos los empleos formales, sobre los que además no habría más control pues la corrupción no lo permitiría.
Los trancones aumentarían junto con las motos incontroladas y los accidentes, el MIO colapsaría y el tren eléctrico de cercanías quedaría solo en otro cuento “chino”; y se pagarían proyectos parciales y no prioritarios, asignados a dedo, en lugar de realizar un verdadero plan urbano, general y a largo plazo, con la contribución de los gremios y las universidades. El caos urbano, arquitectónico y paisajístico de la ciudad sería cada vez peor, y la conurbación incontrolada con los municipios vecinos continuaría, si es que no aumenta; y lo que sí aumentaría sería la destrucción de los paisajes naturales, sus fuentes de agua y su biodiversidad. La educación no se ampliaría ni mejoraría, ni volverá a las calles la pertinente educación cívica que hace medio siglo fue en Cali tan efectiva, y mucho más necesaria ahora que la población de esta ciudad crece mucho más y más rápido que nunca.
En conclusión, lo que no se entiende es por qué muchas personas aún creen que votar en blanco es botar el voto, a lo que contribuyen las encuestas al no ponerlo junto a las otras opciones, y sí al lado de “no sabe/no responde” que son dos posibles respuestas muy distintas, las que por lo tanto deberían estar separadas. Y, lamentablemente, hay los que simplemente pasan por alto que aunque votar sea un derecho constitucional también es un deber ético para con la ciudad y los demás ciudadanos en donde viven; y que además estas elecciones sentarán un precedente para las próximas elecciones presidenciales, y a lo que resta de este gobierno, tanto el local como el nacional, elegidos, por una minoría de los ciudadanos habilitados para votar, pues la abstención fue de cerca de la mitad de los votantes como suele pasar en el país; por eso hay que lograr que los que votan sean la
mayoría.
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