Del árabe hispánico bárri 'exterior', y este del árabe clásico, barrī
'salvaje', es posteriormente cada una de las partes en que se
dividen pueblos y ciudades o sus distritos. Están conformados por un grupo de
casas con un sentido común de pertenencia de sus
habitantes basado en su proximidad o su historia, pero es diferente a un “vecindario”
que implica una proximidad más directa en cada una de sus calles o plazas. En conclusión, hoy un barrio es la interacción de sus actividades,
imágenes y comportamientos.
La más recurrente de las actividades de un barrio lo caracterizan y le dan las
diversas imágenes de sus varios vecindarios, los que están definidos por la
repetición de construcciones parecidas mas no idénticas, que conforman sus
calles, las que pueden ser paramentadas o no, pero similares en tamaño, altura,
aislamientos y fachadas. Finalmente, el comportamiento de sus habitantes está determinado no apenas por sus
diversas actividades, sino también por la imagen del barrio y sus tradiciones.
En el caso de San Antonio se vienen
produciendo anomalías en sus actividades, imágenes y comportamiento, ya no sólo
de sus habitantes sino de los visitantes, cada vez más numerosos. Cada vez hay
menos vivienda, se adecuan sin permiso locales para otros usos y no se respetan
las normas existentes. El ruido ajeno ha aumentado y la circulación y el
estacionamiento de carros en sus calles molesta y oculta la imagen que
proporcionan las casas. Todo ante la improvisación de las Autoridades
Municipales.
San
Antonio precisa urgentemente de un Plan Especial de Manejo y Protección, PEMP,
que permita a los vecinos conocer sus derechos como sus deberes, y a las
Autoridades actuar en consecuencia. Por lo pronto hay que apoyar iniciativas
como la del estacionamiento regulado en sus calles, cobrándolo, como vigilar
que no se sigan demoliendo casas con este fin, y especialmente que se cumpla la
norma que indica que al menos una parte del área de cada casa debe estar
destinada a vivienda.
Y, por
supuesto, la comunidad de San Antonio debe contribuir decididamente a las bases
de dicho PEMP, especialmente en lo que tiene que ver con las demoliciones,
remodelaciones y nuevas construcciones, como especialmente con los nuevos usos
del suelo permitidos y la circulación de peatones y carros y su adecuado
estacionamiento. Considerando desde luego las diferentes condiciones de los
vecindarios que presenta el barrio a lo largo de sus calles e incluso en cada
cuadra.
San Antonio logrará una mejor
interacción entre sus actividades, imágenes y comportamientos, si una mayoría
de sus usuarios actuales (residentes, empresarios y visitantes) finalmente
entienden que es en su adecuado equilibrio que el barrio será beneficioso para
todos. Y orientado por un buen PEMP con el cual no sólo poder exigir a las
Autoridades que cumplan allí con su deber regularmente y no apenas y mal cuando
se produce un escándalo, como, es de lamentar, ha sucedido en el pasado.
Los
barrios son elementos estratégicos para las políticas
urbanas pero presentan la dificultad de su ambigüedad conceptual y de su
delimitación (Verónica Tapia, El concepto de barrio y el problema de su delimitación, 2013). Afortunadamente San Antonio es claramente reconocido como el
único que queda en Cali de tradición colonial y de ahí hispanomusulmana (de la
ciudad fundacional no queda sino su trazado), y está visiblemente delimitado
por el Parque del Acueducto (debería ser parte del PEMP), la Cr. 4 y la Cl. 5.
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