El Centro de Cali cada vez es más como una gran plaza de mercado
de pueblo colombiano, lo que sin duda tiene no pocos atractivos. Allí hay de
todo: personas, actividades, ruidos, sonidos, olores, colores e imágenes,
conviviendo civilizadamente (incluso los
de los carros respetan a los peatones), pues la inseguridad aflora precisamente
cuando se desocupa al llegar la noche, ya que la mayoría de los que lo habitan
animadamente en el día no duermen allí y no se ha pensado nada para que la
vivienda vuelva al Centro, como pasa hace años en muchas ciudades del mundo.
La
suya es la animación urbana que se admira en los zocos árabes, de donde viene
en parte lo de nuestras plazas de mercado (lo colonial es su traza ortogonal),
pero igualmente en Manhattan o en los centros históricos de las grandes
ciudades europeas o en algunas Latinoamericanas. La diferencia radica en la
ausencia de aglomeración y de basuras, la discreción de las gentes, el respeto
por el espacio urbano público, la presencia de la policía, pero sobre todo por
lo pertinente y justo de su diseño.
Por
ejemplo, por el paseo de la Avenida Colombia, que insisten en llamar Boulevard
aunque no tenga árboles ni los pueda tener, no camina nadie en las horas de más
sol. Pero en las primeras horas de la noche tampoco se puede caminar por ese
sector, ya que no es seguro debido a la ausencia de animación urbana (peatones
y locales comerciales abiertos) pues sólo pasan carros, demasiados carros, lo
que es propio de las dos avenidas adyacentes al río Cali, como suele ocurrir en
todas partes cuando sólo hay edificios a un solo costado de una vía; incluso al
lado del Sena en París.
Por
eso, justamente, además de darle continuidad al par vial de las carreras 4º y 5
hacia la Circunvalación, es que lo importante sea mejorar primero el diseño de
la vías que cruzan el río Cali, principalmente las calles 12, 11, y 8º que son
las que cuentan con sendos puentes hacia el otro lado de la ciudad, y de ahí su
fuerte flujo peatonal en ese sentido. La 12 y la 11 ya son peatonales, y solo
habría que garantizar la continuación de la 12 pues la 11 termina en el CAM, y
a la 8º bastaría con ampliar y arborizar sus andenes quitándole un carril; ese
en el ahora que hacen cola los taxis.
De
ahí que el proyecto de remodelación del
Puente Ortiz, dejando a la vista en parte del puente original, y el amplio paso
pompeyano al extremo norte del Paseo Bolívar, regulado por semáforos, que si
están debidamente sincronizados no entorpecerán el tránsito automotor, sean tan
importantes. Sólo garantizando un denso flujo peatonal la mayor parte del día,
es que se puede garantizar el éxito de una larga calle peatonal. Precisamente
lo que no ocurre en el “Boulevard” de marras pues no va a ninguna parte.
Sería un avance hasta que finalmente
se hunda la Avenida 4ªN, como se propuso en el Plan del Centro Global, y que se
permita el paso de carros, sólo de carros, por el “boulevard” usando el carril
del MIO, ahora desocupado, ampliándolo, y que se cubra con pérgolas el ya
amplio anden al lado del rio, para que pueda recuperar su carácter de paseo,
que fue como lo concibió Hernando Guerrero en 1921. ¿Por qué no? Pues porque los que rechazan estas
propuestas viven en carro y nunca van a una plaza de mercado, mas faltaba; no
moran en Cali en el
sentido que le daba Martin Heidegger.
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