Igual que El Quijote para
niños de Arturo Pérez-Reverte, Camacol ha producido una cartilla para que los
constructores caleños tengan fácil acceso al POT, cuyo largo nombre, “Guía práctica para el
desarrollo de proyectos urbanísticos y arquitectónicos. Acuerdo 0373 de 2014.
POT de Cali”, ya es en sí mismo una
contradicción pues un plan de ordenamiento territorial ante todo debería ser
directo y breve.
Usos
del suelo permitidos en los primeros pisos y arriba, alturas mínimas y máximas,
aislamientos mínimos a los lados y atrás, líneas obligatorias de paramento a
las calles, y, lo más importante: respeto por la arquitectura de las
construcciones vecinas existentes. Y por supuesto incluir los estándares
aceptados para alturas entre pisos, ancho mínimos de puertas, escaleras de
evacuación, ventilación e iluminación de los diferentes recintos, servicios
básicos y estructuras sismo resistentes.
Lo contrario es
decir, por ejemplo, que: “Los
establecimientos industriales, comerciales y de servicios localizados con
anterioridad a la entrada en vigencia del presente Acto en áreas no permitidas
por el mismo y que no cuenten con el uso del suelo respectivo, podrán solicitar
el reconocimiento de uso de suelo, para mantener su localización y el
desarrollo de su actividad. Para obtener el reconocimiento de usos del suelo el
establecimiento deberá cumplir como mínimo con las siguientes condiciones:” y
siguen seis requisitos burocráticos (Artículo
300 del POT).
Pero al final
un Parágrafo concede que: “Se exceptúan de los numerales 4 y 6 los
establecimientos gastronómicos del Barrio San Antonio en virtud de lo dispuesto
en el parágrafo del Artículo 125 del presente Acto. Dichos establecimientos
deberán contar con insonorización, mitigación de impacto ambiental y estarán sujetos a la
formulación de un Esquema de Implantación y Regularización.” Habría que
ver cuantos cumplen con estas condiciones, pero en la práctica Planeación no
cuenta con los recursos para hacerlo, y sigue el ruido y el atropello de los
carros.
El hecho es que 25 propietarios de hoteles y restaurantes ubicados
en el barrio serán certificados y de paso convertirán la zona en un ‘Territorio
de Excelencia’. Desde hace un año el ministerio de Comercio, en alianza con
Propaís y con el apoyo de la Cámara de Comercio de Cali, empezó el proceso, y en
lo primero en que se trabajó fue en una caracterización del sector para
proceder a la intervención, como si no existiera un POT vigente.
Con los diferentes empresarios se crearon acuerdos para
potencializar el turismo y salvaguardar el barrio, considerado patrimonio
histórico de la ciudad, lo que como ya se sabe en otras partes es un asunto complejo,
dirigidos a unir esfuerzos para fortalecer su seguridad, lo que es bienvenido,
e incrementar y fomentar una sana convivencia en el sector, lo que
lamentablemente no es cierto precisamente por lo del ruido y los carros.
Tal
parece que ahora lo que procede es hacer una “versión para adultos” de la
cartilla de Camacol, igual que habría que hacerla de las versiones infantiles
de María y El Alférez Real que hizo Julio Cesar Londoño a pedido de la
Gobernación, es decir, volver a los originales, pero en el caso del POT a uno
breve y práctico; como redactado por
Londoño, precisamente, mas sin sus ironías; con las de las infantiles normas
actuales basta.
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