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San Antonio, AARN. 14.02.2015


 Según el nuevo POT de Cali, “para facilitar la protección de los barrios San Antonio y San Cayetano, San Juan Bosco y Santa Rosa, a pedido de la comunidad residente se mantiene su carácter de Área de Actividad Residencial Neta, con el fin de defender el uso de la vivienda como el motor que garantiza su dinámica y permanencia de vida de barrio y de sector protegido.
En concreto, el Artículo 257 dice explícitamente con respecto a este tipo de áreas que “el uso principal es residencial y se permite la presencia limitada de comercio y servicios, sin superar el 5% del área bruta de este sector normativo, siempre y cuando se localicen en locales de pequeñas dimensiones, especialmente construidos para estas actividades.”

Sin embargo nada se manifiesta con respecto al estacionamiento de los que llegan en carro a los restaurantes, locales comerciales y oficinas, donde invaden las calles y bloquean el acceso de los garajes de las viviendas, ni del ruido ajeno que producen algunos comederos que confunden el volumen de la música con la buena comida, o que se alquilan para celebraciones que confunden la bulla con la alegría.

El hecho es que en San Antonio ya hace tiempo que el uso no residencial supero el 5% del área y que el Dagma nada ha realizado respecto al ruido, ni la Secretaría de Tránsito con relación a los estacionamientos pese a que el artículo 78 del Código Nacional de Tránsito advierte que bajo ninguna circunstancia "las entidades públicas o privadas y los propietarios de los locales comerciales no podrán hacer uso del espacio público frente a sus establecimientos para el estacionamiento exclusivo de sus vehículos o el de sus clientes".

Lo cierto es que cada vez hay más carros estacionados en donde no deberían pues muy extrañamente no se han iniciado aún en San Antonio “los nuevos controles para sancionar con fotomultas móviles a los que estacionan en sitios prohibidos, cuyo propósito es liberar los andenes para los peatones y así evitar accidentes, e impedir que se bloqueen garajes con la debida señalización.” Y muchas veces impiden salir o llegar a la vivienda de manera tranquila o cuando se trata de personas enfermas o con limitaciones físicas.

Pero desde luego para que San Antonio continúe siendo el barrio más de verdad de Cali precisa de algunos restaurantes (ya los tiene y buenos) algunos locales comerciales como bienvenidas salas de exposición (igualmente cuenta con ellos) y algunas oficinas (ya las hay) pero faltan suficientes estacionamientos públicos, y sobre todo andenes por donde poder caminar con seguridad y placer (los que definitivamente no tiene).

En conclusión, la solución, ya reiterada en esta columna, es permitir estacionamientos en algunas partes donde el ancho de las calles permite ampliar los andenes; y reducir las calzadas a un solo carril en las demás, en el cual solo se podrá parar momentáneamente, impidiendo así el aparcamiento permanente en ellas, como por ejemplo sucede en el Centro histórico de Cartagena, donde la delicia es caminar, no ir en carro.

Esto sin duda disminuiría la intención de poner más restaurantes y oficinas, al tiempo que estimularía la construcción de parqueaderos públicos subterráneos, con locales en los primeros pisos, en algunos de los pocos lotes que hay en la periferia del barrio, como uno en la Cr. 6ª con Cl. 5ª, donde demolieron sin permiso hace unos años unas casas. Porque ese es, justamente, el problema: la falta de control urbano arquitectónico en Cali.

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