Según el nuevo POT de Cali, “para facilitar la protección de los barrios
San Antonio y San Cayetano, San Juan Bosco y Santa Rosa, a pedido de la
comunidad residente se mantiene su carácter de Área de Actividad Residencial
Neta, con el fin de defender el uso de la vivienda como el motor que garantiza
su dinámica y permanencia de vida de barrio y de sector protegido.
”
En concreto, el Artículo 257 dice explícitamente con respecto a este tipo
de áreas que “el uso principal es residencial y se permite la presencia
limitada de comercio y servicios, sin superar el 5% del área bruta de este
sector normativo, siempre y cuando se localicen en locales de pequeñas
dimensiones, especialmente construidos para estas actividades.”
Sin embargo nada se manifiesta con respecto al estacionamiento de los que
llegan en carro a los restaurantes, locales comerciales y oficinas, donde
invaden las calles y bloquean el acceso de los garajes de las viviendas, ni del
ruido ajeno que producen algunos comederos que confunden el volumen de la
música con la buena comida, o que se alquilan para celebraciones que confunden
la bulla con la alegría.
El hecho es que en San Antonio ya hace tiempo que el uso no residencial
supero el 5% del área y que el Dagma nada ha realizado respecto al ruido, ni la
Secretaría de Tránsito con relación a los estacionamientos pese a que el
artículo 78 del Código Nacional de Tránsito advierte que bajo ninguna
circunstancia "las entidades públicas o privadas y los propietarios de los
locales comerciales no podrán hacer uso del espacio público frente a sus
establecimientos para el estacionamiento exclusivo de sus vehículos o el de sus
clientes".
Lo cierto es que cada vez hay más carros estacionados en donde no deberían
pues muy extrañamente no se han iniciado aún en San Antonio “los nuevos
controles para sancionar con fotomultas móviles a los que estacionan en sitios
prohibidos, cuyo propósito es liberar los andenes para los peatones y así
evitar accidentes, e impedir que se bloqueen garajes con la debida
señalización.” Y muchas veces impiden salir o llegar a la vivienda de manera
tranquila o cuando se trata de personas enfermas o con limitaciones físicas.
Pero desde luego para que San Antonio continúe siendo el barrio más de verdad
de Cali precisa de algunos restaurantes (ya los tiene y buenos) algunos locales
comerciales como bienvenidas salas de exposición (igualmente cuenta con ellos)
y algunas oficinas (ya las hay) pero faltan suficientes estacionamientos
públicos, y sobre todo andenes por donde poder caminar con seguridad y placer
(los que definitivamente no tiene).
En conclusión, la solución, ya reiterada en esta columna, es permitir estacionamientos
en algunas partes donde el ancho de las calles permite ampliar los andenes; y
reducir las calzadas a un solo carril en las demás, en el cual solo se podrá
parar momentáneamente, impidiendo así el aparcamiento permanente en ellas, como
por ejemplo sucede en el Centro histórico de Cartagena, donde la delicia es caminar, no ir en carro.
Esto sin duda disminuiría la intención de poner más restaurantes y oficinas,
al tiempo que estimularía la construcción de parqueaderos públicos
subterráneos, con locales en los primeros pisos, en algunos de los pocos lotes
que hay en la periferia del barrio, como uno en la Cr. 6ª con Cl. 5ª, donde
demolieron sin permiso hace unos años unas casas. Porque ese es, justamente, el
problema: la falta de control urbano arquitectónico en Cali.
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