Al parecer este va a ser un año caliente, mas no sólo por el
cambio climático si no igualmente por la chispas que van saltar por todas
partes. En el mundo (Estado Islámico, Venezuela, Donald Trump, y contando), en
el país (FARC, el Metro de Bogotá o el nuevo acueducto de Cali, para apenas
nombrar unas) y en esta ciudad muchas más y en donde el calor va a aumentar al
menos hasta Junio, y el agua a disminuir hasta que alguien levante el dedo.
Pero no apenas respecto a su temperatura y cortes de agua sino,
por ejemplo, el que se haya ignorado la recomendación central del Comité
Municipal de Patrimonio, y el bloque que se levanta en el interior del Colegio
de la Sagrada Familia ya se ve desde el Parque de El Peñón. La Subdirección de
Ordenamiento Urbanístico supuestamente ya dio la orden de parar la obra pero
nada ha pasado y siguen demoliendo y construyendo.
Por eso preocupa lo dicho el 31 por el nuevo Alcalde Maurice
Armitage: “Quiero autoridades que ayuden, no que sancionen” (El País, Cali
02/01/2016) y no se entiende para que hay, entonces, tantos abogados en su
gabinete. ¿Creerá que una ciudad (con la lengua la mayor creación del ser
humano como la define Lewis Mumford en La
cultura de las ciudades, 1938) es como una pequeña empresa?
Por supuesto que se trata de un problema que parece infinitamente menor
al lado del del desarrollismo que señala Jhon Higgs en Historia alternativa del siglo XX, 2015, inquiriendo de nuevo sobre
“¿cuándo colisionará un sistema económico global basado en el crecimiento
perpetuo con la realidad material de un planeta finito?” que fue lo que ya se
preguntó el comité de expertos internacionales del Club de Roma en 1972 (p.
274). Pero es que la acelerada globalización ha cambiado todo.
Por eso es que vale la pena repasar nuevamente Los limites del crecimiento, 1972, donde
condesaron sus conclusiones, y también Decadencia de lo humano, 1985, de Konrad
Lorenz, que 13 años más tarde señaló los peligros de la humanidad: sobrepoblación, contaminación, multinacionales
que nos hacen consumir con la ayuda de la publicidad engañosa
recursos cuya obsolescencia está programada y que pronto hay que convertir en
basura. ¿Acertará James Lovelock en que el planeta se autorregulará?
Lo que si no deja dudas es que Cali ya no lo hará. Sus problemas
han sobrepasado a sus gobernantes que nada han hecho para evitar su crecimiento
poblacional y su extensión, poco han podido hacer para frenar su contaminación
ambiental y sus basuras, y nada tampoco para sancionar la publicidad engañosa
de los constructores de vivienda “en el campo”, por ejemplo. Ni siquiera los
ocho años de que está hablando Armitage alcanzarán.
Si embrago, como dice Jhon Higgs “hay que tener en cuenta el
carácter de los ciudadanos del siglo XXI [pues] el hecho de que vean las cosas
de otro modo [por Internet] hará que actúen de otro modo” (p. 319). Votando en
blanco, por ejemplo, lo que haría saltar chispas en la política local.
Infortunadamente sólo podrá ser en 2020.
Mas
es probable que para entonces más de 4 mil millones de personas en el mundo van a
estar conectadas a la Red, que es justamente como Higgs titula el
quinceavo y último capítulo de su libro. Más del doble de las que hay hoy, en
donde sólo el 38% de la población tiene acceso (El Mundo, 25/02/2015). Pero en
Cali se ha informado que ya el 85% de la red troncal del MÍO cuenta con internet
gratuito (El País.com.co 03/07/2013).
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