Deprimir
la Cl. 5ª entre la Av. Colombia y la Cr. 10, es decir dejarla a nivel en
este tramo, y pasar por encima, además de la Cr 4ª que ya lo está, la 5ª, la 6ª
y la 9ª, como fue propuesto hace años en el Plan del Centro global, realizado
por Oscar Mendoza y quien escribe, es un acierto.
Volvería
a unir a San Antonio al centro de la ciudad, y en los carriles paralelos que
quedarían arriba se podrían ampliar los andenes y arborizarlos, y así la doble
calzada abajo quedaría con luz y ventilación naturales, en lugar de taparla con
un supuesto bulevar (no podría tener una vía central rodeada de grandes árboles
que es lo que los caracteriza), además sería muy corto, atravesado por las
calles mencionadas, y de ninguna parte a ninguna otra parte.
Por lo contrario, en lo que si hay que pensar
es en prolongar la Cl. 5ª hacia el norte pasando el rio, por un
puente nuevo, para empatarla con la Cl. 5ª N, y esta con la Av. 2ª N hasta
la Cl. 12 N, la que continua por la Av. 6ª N. Y pensar igualmente en cómo se
podrían hacer estas obras lo más rápido posible pues el trancón actual de la
Cl. 5ª, debido justamente a su carencia de una expedita prolongación al norte,
seria total durante el tiempo requerido ya que no habría por donde desviar
el tránsito, por lo que posiblemente tocaría hacer primero un costado y luego
el otro, lo que tendría que estar previsto en las determinantes
proyectuales del diseño mismo, el que debería ser un concurso público nacional
y con un jurado pertinente.
Lo más sensato es que antes se complete el par
vial de las Cls. 25 y 26, desde Jamundí a Yumbo, por el que podrían circular
buses biarticulados, lo que sería comenzar a conformar el nuevo eje urbano y
regional para Cali ya propuesto por un grupo de profesionales adjunto a la
SMP, que se puede consultar en Caliescribe.com, el que incluye la autopista
urbana de la que habla Germán Arboleda, ex director de Planeación, por la que
podrían circular los trolebuses propuestos por Javier Jaramillo, director de la
Fundación Social Expreso Palmira, y con el tren al centro el que ya no sería
sólo de cercanías sino también de lejanías pues llegaría a Pereira y a
Santander de Quilichao, y algún día a Cartagena y Guayaquil.
Trayecto que ya hizo Sebastián de Belalcazar
hace 500 años, comenzando en Lima y a caballo, y fundando ciudades, y que Cali
celebraría cuando los cumpla en 2036, en lo que ya debe estar
pensando Nicolás Ramos. Un tren entre Cartagena y Buenaventura, y luego a
Guayaquil, sería una alternativa al lento paso por el Canal de Panamá para
transitar de Europa a la costa occidental de Suramérica, y
además recorrería media Colombia y todo el valle el río Cauca, y toda el
área metropolitana de Cali, que no se sabe que esperan para oficializarla, de
Jamundí a Yumbo y de la Cordillera Occidental al rio Cauca, con Cali al medio
separada por amplios cinturones verdes que impidan que continúe su fatal
conurbación.
Y al
mismo tiempo se precisa generalizar la educación vial pues como señala Juan
Carlos Ponce de León, también ex director de Planeación, si los conductores de
camiones, buses, taxis, carros y motos lo hicieran mejor las vías rendirían
mucho más, y si los peatones tuvieran más y mejores andenes y los supieran
utilizar mejor, con más urbanidad, serían más seguras y agradables. Pero
igualmente a los funcionarios encargados del tema no les sobraría más
educación urbana al respecto que complemente su formación técnica en el
tema, y a los políticos sí que les falta para que entiendan la polis. Solo
así la mayoría de los habitantes de Cali se volverían verdaderos urbanitas
y esta ciudad si sería la sucursal del cielo.
Comentarios
Publicar un comentario