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Deprimir la Cl. 5ª entre la Av. Colombia y la Cr. 10. 14.03.2020


         Deprimir la Cl. 5ª entre la Av. Colombia y la Cr. 10, es decir dejarla a nivel en este tramo, y pasar por encima, además de la Cr 4ª que ya lo está, la 5ª, la 6ª y la 9ª, como fue propuesto hace años en el Plan del Centro global, realizado por Oscar Mendoza y quien escribe, es un acierto.
         Volvería a unir a San Antonio al centro de la ciudad, y en los carriles paralelos que quedarían arriba se podrían ampliar los andenes y arborizarlos, y así la doble calzada abajo quedaría con luz y ventilación naturales, en lugar de taparla con un supuesto bulevar (no podría tener una vía central rodeada de grandes árboles que es lo que los caracteriza), además sería muy corto, atravesado por las calles mencionadas, y de ninguna parte a ninguna otra parte.
        Por lo contrario, en lo que si hay que pensar es en prolongar la Cl. 5ª hacia el norte pasando el rio, por un puente nuevo, para empatarla con la Cl. 5ª N, y esta con la Av. 2ª N hasta la Cl. 12 N, la que continua por la Av. 6ª N. Y pensar igualmente en cómo se podrían hacer estas obras lo más rápido posible pues el trancón actual de la Cl. 5ª, debido justamente a su carencia de una expedita prolongación al norte, seria total durante el tiempo requerido ya que no habría por donde desviar el tránsito, por lo que posiblemente tocaría hacer primero un costado y luego el otro, lo que tendría que estar previsto en las determinantes proyectuales del diseño mismo, el que debería ser un concurso público nacional y con un jurado pertinente.
        Lo más sensato es que antes se complete el par vial de las Cls. 25 y 26, desde Jamundí a Yumbo, por el que podrían circular buses biarticulados, lo que sería comenzar a conformar el nuevo eje urbano y regional para Cali ya propuesto por un grupo de profesionales adjunto a la SMP, que se puede consultar en Caliescribe.com, el que incluye la autopista urbana de la que habla Germán Arboleda, ex director de Planeación, por la que podrían circular los trolebuses propuestos por Javier Jaramillo, director de la Fundación Social Expreso Palmira, y con el tren al centro el que ya no sería sólo de cercanías sino también de lejanías pues llegaría a Pereira y a Santander de Quilichao, y algún día a Cartagena y Guayaquil.
        Trayecto que ya hizo Sebastián de Belalcazar hace 500 años, comenzando en Lima y a caballo, y fundando ciudades, y que Cali celebraría cuando los cumpla en 2036, en lo que ya debe estar pensando Nicolás Ramos. Un tren entre Cartagena y Buenaventura, y luego a Guayaquil, sería una alternativa al lento paso por el Canal de Panamá para transitar de Europa a la costa occidental de Suramérica, y además recorrería media Colombia y todo el valle el río Cauca, y toda el área metropolitana de Cali, que no se sabe que esperan para oficializarla, de Jamundí a Yumbo y de la Cordillera Occidental al rio Cauca, con Cali al medio separada por amplios cinturones verdes que impidan que continúe su fatal conurbación.
        Y al mismo tiempo se precisa generalizar la educación vial pues como señala Juan Carlos Ponce de León, también ex director de Planeación, si los conductores de camiones, buses, taxis, carros y motos lo hicieran mejor las vías rendirían mucho más, y si los peatones tuvieran más y mejores andenes y los supieran utilizar mejor, con más urbanidad, serían más seguras y agradables. Pero igualmente a los funcionarios encargados del tema no les sobraría más educación urbana al respecto que complemente su formación técnica en el tema, y a los políticos sí que les falta para que entiendan la polis. Solo así la mayoría de los habitantes de Cali se volverían verdaderos urbanitas y esta ciudad si sería la sucursal del cielo.

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