Los
diferentes aspectos de la arquitectura ya están planteadas al menos desde la
reiterada triada del arquitecto romano Marcus
Vitruvius Pollio (Formia, Italia, c.75 a.EC
-15 a.EC), y desde luego hay que estudiarlos a lo largo de las diferentes
épocas, pero con diversas visiones. Es decir, en una matriz de tres entradas.
Justo como las tres caras visibles de un cubo en una axonometría, como en la
esquina de un edificio común vista desde arriba: sus dos fachadas y su cubierta.
Dichos
aspectos son: su función, su construcción y su forma, que plantea la triada de
Vitruvius, a las que se agrega su emplazamiento, del que igual escribió,
primero que todo, y ahora el método de proyectación al final y en conclusión.
Las épocas son la prehistoria, la antigüedad,
la edad media, el renacimiento y la modernidad incluyendo lo actual. Y las
visiones que las estudian son la historia, la teoría, la crítica, el oficio y
su aprendizaje. Y de ahí las cinco divisiones de cada cara del cubo.
Y la
insistencia en que sean cinco en cada una de estas se debe a que además de
coincidir en general con los aspectos, épocas y saberes planteados, permite
tener más opciones, pero más claramente y mejor desarrolladas, que solamente
dos, y con la ventaja del tres (izquierda, centro y derecha; abajo, centro y
arriba), pero sin caer en la confusión de un número superior. Y sobre todo que
son mas fácilmente recordables: 1-2-3-4-5, incluso
con los dedos de la mano si fuera necesario.
Pero
al mismo tiempo es una matriz espacial que contiene 125 ítems (5x5x5) en los
que cabe todo lo que hay que saber para una breve introducción a la
arquitectura, y que por supuesto definen dicha introducción. Siendo muy fácil,
o al menos muy rápido, ubicar cualquier tema en uno de ellos, y relacionarlo inmediatamente
con todos los demás que le sean pertinentes, como también identificar pronto las
excepciones que inevitablemente siempre las hay, y si es que en realidad lo son.
Este
“cubo” de la arquitectura es algo así como un “cubo de Rubik”, pero para des
armar, el que era un rompecabezas mecánico tridimensional inventado por el
escultor húngaro Erno Rubik en
1974, que era profesor de
arquitectura, lo que no es una casualidad. El hecho es que los edificios se
arman y asimismo su proyecto, pero siempre siguiendo algún método: analógico,
tipológico o canónico, o incluso lo supuestamente espontáneo, o una combinación
de estos, consciente o inconscientemente.
Además
el cubo es una figura geométrica muy afín a la arquitectura tradicional, sobre
todo a la hispanomusulmana y en consecuencia a la nuestra colonial, como a la
que batalla tontamente por no serlo. Toda arquitectura se compone con cinco
superficies: el terreno, los cerramientos, los entrepisos casi siempre
horizontales, las divisiones y las cubiertas, que son justamente las
superficies que definen los cinco aspectos a estudiar en sus cinco épocas más
evidentes y con las cinco visiones distintas más caracterizadas.
Como
también es una afinidad entre la arquitectura y el cubo el que este sea una
figura de tres dimensiones, como lo es la arquitectura, e inclusive que el “cubo”
de la arquitectura propuesto se estudie en el tiempo de la misma manera que se
recorren en el tiempo los edificios. Y que justamente el cubo, un sólido
platónico de seis caras, sea un volumen y a la
vez un espacio, que incluso se puede entender como un prisma recto, cuya base es un cuadrado, un
rectángulo como en tantos edificios.
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