Se trata de un método de proyectación para una arquitectura regionalista y urbana, que corresponda a la geografía, historia y presente de cada sitio, y que su proyecto convierta su relieve, vegetación y clima en un lugar para sus tradiciones, usos y costumbres. Que el lugar se analice como un todo y no una suma de algunas de sus partes, y que, siguiendo el tratado de Vitruvius, el proyecto no sea la suma de su conocida triada: “construcción, función y forma”, sino su multiplicación partiendo del emplazamiento, del que igual se ocupó y mucho más, hasta la forma, y lo mismo en sentido contrario hasta lograr su equilibrio final.
Que su emplazamiento considere los usos, sistemas constructivos y formas existentes en su entorno, incidiendo pertinentemente en él y en su función. Que los nuevos usos continúen los existentes allí o los complementen, pero no que los perturben; y que se ajusten a los servicios públicos y redes de movilidad disponibles. Que los sistemas constructivos respondan a las condiciones físicas de los lotes; y a su disponibilidad allí de los recursos requeridos para su construcción. Que sus formas respondan al espacio urbano que ayudarán a conformar, como a las funciones iniciales y previendo otras posibles pero pertinentes.
Que su función (utilitas) sea a partir de un espacio divisible, versátil y remodelable, o transformable del todo si más adelante es lo necesario, y por lo tanto que incida en su pertinente emplazamiento, construcción y forma. Que sus diversos espacios, servidos como servidores, sean versátiles permitiendo reacomodar sus muebles, o cambiar su uso permanentemente o por periodos cortos o largos. Que sea un proyecto remodelable, parcial o totalmente; y que sus diversas instalaciones sean fáciles de mantener, cambiar o sustituir. Que sea de crecimiento progresivo, o divisible, , o transformar del todo o por sectores.
Que su construcción (firmitas) sea regenerativa, autosostenible y económica, y por lo tanto incida en su pertinente emplazamiento, función y forma. Que sea regenerativa al reusar todo lo existente en el lote, y en función de su relieve, vegetación, clima y servicios disponibles. Que sea autosostenible al generar energía, eólica, solar o mini hidroeléctrica; que reutilice las aguas servidas y de la lluvia; que cuente con huertos caseros; y con climatización pasiva por temporadas o todo el año. Que sea económica al exigir menos inversión en materiales, componentes, elementos, agua, energía y mano de obra, y disminuyendo los sobrantes.
Que su forma (venustas) sea comprensible, grata y emocionante, incidiendo pertinentemente en la ciudad en la que está, al tiempo que esta incide en su forma. Que sea comprensible y no extraña a su ámbito urbano, inmediato o general, o a la región en la que se ubica. Que sea grata al rememorar experiencias pasadas u otros lugares similares, como a los horizontes urbanos a su alrededor, o a los paisajes naturales circundantes o lejanos. Que sea emocionante, pero no que sorprenda exageradamente o solo la primera vez, y siempre dependiendo de sus usos, construcción y emplazamiento en el lote y en la ciudad.
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