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Mostrando entradas de julio, 2011

Lo correctamente novedoso. 28.07.2011

   Las formas de las nuevas construcciones de una ciudad no lo deben ser a costa de su imagen tradicional. Por lo contrario, se deben sumar, enriqueciéndolo, a su patrimonio construido, nutriendo la memoria colectiva, lo que fortalece la identidad de los ciudadanos con ella al permitirles compartir recuerdos, independientemente de sus diferentes procedencias, generaciones y estatus socio económico. Hay que actualizar las ciudades, por supuesto, pero sin tratar de suplantarlas, lo que además es imposible pues habría que demoler todo, por lo que el resultado cuando se trata ingenuamente de ser novedoso es el caos urbano. Como el que vivimos en Cali cada vez más. Otra cosa es que no queramos o no sepamos verlo o no nos importen sus consecuencias sociales. Incluyendo la seguridad que tanto nos preocupa.              Además, en lo construido se ha invertido dinero, trabajo, materiales, agua y energía, que hay que reaprovechar para beneficio de todos, en lugar de volverlo escombros, despe

Un mejor clima. 14.07.2011

    Una buena ciudad se debe acomodar bien a su clima y sus paisajes, y sus edificios deben ser sostenibles, ecoeficientes y poco contaminantes: así son los puebles y barrios más bellos. Lo que es muy fácil en el trópico templado, como es el caso de Cali, para lo cual lo más indicado es retomar críticamente sus tradiciones urbano arquitectónicas pertinentes. Actualizarlas y mejorarlas pero no copiarlas, preocupados más por lo que se buscaba que por la imagen de las formas con que se lograba. Y lo que se buscaba antes con respecto al clima era confort y protección de lo construido, lo que de contera suministraba los ambientes entrañables de íntimos patios, corredores sombreados, recintos con escasos vanos pero enfrentados y grandes techumbres protectoras que alejaban el sol y el agua de las fachadas de los volúmenes.       Además de volver a los patios y en lo posible a los corredores, es imperativo permitir la circulación cruzada del aire a través de los diferentes recintos, y log

Una ciudad como… 10.07.2011

     Deberíamos desear una ciudad s ilenciosa como Ginebra pero alegre como Rio de Janeiro o la Habana, bella como París pero significativa para nosotros como México D. F. o Quito, y muy estimulante como Nueva York o incluso solo interesante como Caracas o Panamá. Silenciosa como Popayán, alegre como Barranquilla, bella como Cartagena, estimulante como Medellín e interesante como Bogotá. Pero por supuesto lo que deberíamos querer es lo mejor de Cali: potenciar lo que tiene de atrayente, como sus ríos y cerros, de inspiradora, como su Torre Mudéjar, La merced y la capilla de San Antonio, de reveladora como su vegetación, de hermosa como su paisaje andino de valle y montaña, de entretenida, que lo puede ser mucho más, y de tranquila como lo fue antes y reclamamos ahora que nos preocupa tanto su inseguridad.                Una buena ciudad es ahora indispensable para poder tener una buena vida, incluso para la vida misma, pues sin ellas no cabemos en el único planeta que tenemos. Ya

Más confort. 02.07.2011

     Como en las ciudades tenemos que vivir juntos, a diferencia del campo en el que los vecinos suelen estar muy lejos, es imperativo educar permanentemente a los ciudadanos para que la vida cotidiana en ellas sea tranquila, confortable, alegre, bella y significativa. Que entiendan que el respetar a los demás conduce a ser respetado por ellos; por eso es que independientemente de donde provengamos, todos aprendemos de inmediato a respetar a los demás cuando viajamos a las ciudades de otros países con largas tradiciones urbanas, pues como reza el dicho “a donde fueres haz lo que vieres”. Por supuesto el lado perverso de este oportuno refrán es que cuando volvemos no respetamos a los demás pues es justamente lo que vemos aquí. En fin, se trata de que los ciudadanos entiendan que puedan hacer lo que quieran siempre y cuando no afecte el confort de los demás, pero considerando que sus requerimientos pueden ser diferentes: no tienen por qué gustarles nuestra música ni el volumen al que n