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Dividir y planificar. 08.07.2023

 Se trata de cinco propuestas básicas sobre el amplio territorio que conforma el suroccidente de Colombia, asuntos que en general los candidatos a las gobernaciones, asambleas, alcaldías y concejos de sus varios departamentos no contemplan en sus propuestas; y temas que los medios sólo tratan muy ocasionalmente. Por supuesto son propuestas necesariamente entrelazadas y para desarrollar simultáneamente, y considerando que casi todas están precedidas por similares realidades, espontáneas y desordenadas, que hay que mejorar y oficializar para poderlas controlar con efectividad.

En consecuencia, la del Suroccidente es una de las pocas grandes regiones geográficas e históricas de Colombia en las que habría que subdividir este país hoy tan centralista, y hay que hacerlo a partir de la historia de cada territorio pero muy especialmente de su geografía, la que es muy diferente en cada uno de ellos pues aunque todos está en pleno trópico poco se consideran sus disímiles climas respecto a la planificación y paisajismo de sus ciudades, la proyectación de su arquitectura y el diseño de su mobiliario urbano, e incluso respecto a los vestidos más apropiados.

Al actual Departamento del Valle del Cauca se le deberían extender sus fronteras oficiales: la norte más allá de La Virginia y la sur más allá de Santander de Quilichao, respondiendo a su geografía; y Buga, su capital inicial, debería volver a serlo considerando que está localizada más cerca del centro del Departamento que Cali. Y reconocer en este renovado Departamento del Valle del Cauca dos subregiones muy diferentes entre sí: la del valle alto del río Cauca, y la del litoral del Pacifico, la que eventualmente debería ser un nuevo departamento de la región del suroccidente de Colombia.

El valle alto del río Cauca debería volver a ser la región de ciudades que fue a mediados del siglo XX, única en el país, conformada por ciudades intermedias unidas por ferrocarril; y ahora habría que auspiciar el crecimiento poblacional de las otras y menos el de Cali, y así garantizar una mejor calidad de vida en todas y al tiempo el desarrollo de la región. Y pensar en un tren regional de Pereira a Popayán y de Buenaventura a Palmira, y sus prolongaciones y empates con los ferrocarriles del resto del país, e iniciarlo con el tren de cercanías ya propuesto entre Yumbo y Jamundí y a Palmira.

Igualmente es perentorio oficializar el Área Metropolitana de Cali, la que existe de hecho, para poder planificar y controlar la ciudad, y no confundirla con su hinterland, o sea su zona de influencia terrestre inmediata, ni a esta con la región de ciudades, o sea el valle geográfico, ni a este con el Departamento. Área Metropolitana que debería ser desde el norte de Yumbo al sur de Jamundí, y entre las faldas de la Cordillera Occidental, al oeste, y la margen derecha del río Cauca, al este.

Y la caótica y muy mal extendida ciudad que ya es Cali en la tercera década del siglo XXI, hay que subdividirla en varias ciudades dentro de la ciudad, fortaleciendo y completando los subcentros que espontáneamente pero desordenadamente se han ido conformado en ella, y además creando algunos nuevos. Y unirlos por los dos nuevos ejes urbano-regionales que ya han sido propuestos: el histórico, oeste-este, a los dos lados del río Cali empatando con la Salida al mar y la Cr.1ª, y el otro, norte-sur a lo largo del actual corredor férreo, a cuyos centros iría el ferrocarril.

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