Los supuestos expertos, cuya miopía no los deja ver lo amplio del mundo y la
vida antes de enfocarse en algo,
sólo ven que el intercambio en la ciudad es económico y de ahí social y por
ende político, y no perciben que es principalmente cultural. Y menos aún que el
aspecto cultural de las ciudades, y de ahí social y hasta económico, es
artístico: Puntos, Líneas, Superficies y Espacios propios de las artes visuales (dibujo,
pintura, escultura, fotografía y cine) que se recorren en el tiempo conformando con su
arquitectura lo urbano; el hábitat de más de la mitad de la especie a inicios
del siglo XXI, y de casi todos en Colombia.
Lo cultural abarca las artes
visuales, incluyendo la arquitectura que lo es pero no solamente ya que también
es técnica, varias, junto con la música, la literatura, y la información y la
educación, que no son lo mismo como creen los mal informados. Lo social incluye
el trabajo, la vivienda, la salud, el deporte y la recreación. Lo económico
tiene que ver con la industria, el agro, la minería, el comercio y lo
financiero. Lo político se ocupa, o debería hacerlo, de las leyes, la
administración, la justicia, el control y la seguridad. Lo urbano abarca la
región, el equipamiento, los servicios públicos, la movilidad y la arquitectura
que las conforman; o mejor lo construido ya que cada vez su arte lo es menos.
La vivienda, en propiedad,
alquilada, temporal, ocasional o definitiva (la tumba) es al tiempo un hábitat
biológico y cultural. El trabajo, independiente, permanente, temporal, ocasional o voluntario,
demanda sus propios espacios pero cada vez más se puede realizar en parte en
las viviendas mismas. La educación es la preescolar, la primaria, el
bachillerato, la técnica y la universitaria, con espacios diferentes pero apoyados
todas en sus respectivas bibliotecas, a las que se suman las públicas. La
recreación no se resuelve apenas con salas para música y teatro, y escenarios
para el deporte, ya sea ocasional, aficionado o profesional, sino que debe
estar presente en calles, plazas y parques.
La salud no es, no lo debería
ser, solamente la de los puestos de salud (que lo deberían ser todas las
farmacias como antes lo eran las boticas y su de todo como en botica), ni los hospitales,
acabando con esa dualidad social entre clínica particular y hospital público,
sino principalmente la que inducen esos puntos, líneas, superficies y espacios de una
arquitectura que conforma espacios urbanos públicos que se recorren en el
tiempo sin atropellos físicos y visuales en las calles, ni ruidos y olores
ajenos en los edificios, garantizando una mejor calidad de vida es decir: salud
de verdad pues incluye la mental tan importante por lo demás para la del
cuerpo.
Lo
contrario es la corrupción y la inseguridad -mejor llamarla violencia- que
asola las ciudades tolerada por un régimen presidencialista absurdo pues
quienes deciden “el que” no pueden escoger “quien” se encargue. Hay que pensar
en uno parlamentario, civil y laico; y en futuros candidatos a la presidencia
como Sergio Jaramillo Caro, quien justamente por no serlo demuestra su
seriedad de filosofo en contra de esa farsa apoyada en una retórica casual de
los que pretenden ser ahora políticos sin saber nada de la polis, o la de los
que están en contra sin saberlo tampoco. Solo existe un bien: el conocimiento, y un mal: la ignorancia, decía Sócrates, y la única verdad es la realidad puntualizó Aristóteles.
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