Los de San Antonio, son
diez, aunque su intensidad, frecuencia y gravedad varían según sus diferentes
calles. 1- Se demuelen casas. 2- Se alteran sus fachadas. 3- Se hacen
sobreelevaciones. 4. Hay usos incompatibles con la vivienda. 5- En muchos
predios ya no vive nadie. 6- La movilidad está afectada por la estrechez y
falta de continuidad de sus andenes. 7- Los carros invaden sus calles. 8- Las
basuras ocupan los andenes. 9- Los ruidos ajenos molestan. 10- Hay inseguridad.
Sin
embargo, en realidad el problema es uno solo: la falta de autoridad y control,
pues todos estos asuntos sencillamente no respetan la Ley, ya sean las normas
vigentes o el Código de Policía. Por lo que urge que el Alcalde promueva un
comité encargado de buscarles soluciones viables y permanentes, las que por lo
demás se necesitan en toda la ciudad, solo que en San Antonio son más
significativas por su interés patrimonial y por formar parte del Centro
Histórico de Cali.
Debería
está conformado por representantes de Planeación, el Dagma, la Policía, y el
Tránsito, y el Alcalde por supuesto, y por delegados de la Junta de Acción
Comunal, la Fundación Vecinos de San Antonio, la Sociedad Colombiana de
Arquitectos, Vigías del Patrimonio, la Sociedad de Mejoras Publicas, y alguien
del Ministerio de Cultura conocedor de los problemas de la conservación del
patrimonio cultural pues parte de él está
o debería estar en el área de influencia de la capilla de San Antonio.
Y
lo primero que este comité tendría que hacer es verificar, cuantificar y
establecer la importancia y urgencia de dichos problemas en el sitio mismo,
dejando constancia de sus visitas, para lo cual se podrían apoyar en
estudiantes en pasantía de las escuelas de arquitectura de la ciudad, los que
además algo aprenderían sobre su ciudad y su arquitectura. Podrían hacer un
inventario con fotos, algunos datos mínimos y apoyarse en Google Earth, el que
podría usar después el Municipio.
Lo
que sería toda una irresponsabilidad es dejar que los vecinos cada uno por su
cuenta y manera sigan tratando de resolver dichos problemas, pues genera más
inseguridad y hasta violencia. La que se sumaría a las calamidades
debidas al trastorno climático, como con razón lo llama el arquitecto Harold
Martínez. Al fin y al cabo, una plaga igual se puede entender como la aparición masiva y repentina de varios
problemas que juntos causan graves daños a las poblaciones.
Es preciso que todos en Cali entiendan
que San Antonio, con La Merced, son los
únicos barrios que conservan nuestro legado andalusí de íntimos patios,
corredores y pendientes techumbres ocres
sobre blancos muros con pocos y verticales vanos. Y que el Centro
Histórico, del cual forman parte, es un área urbana que se caracteriza por contener los bienes
vinculados con la historia de la ciudad, a partir de la cultura que le dio origen, y de
conformidad en los términos de la declaratoria respectiva o por determinación
de la ley.
Conservar
la tradición es una pauta de convivencia que una comunidad debe considerar como una parte integral de sus usos y costumbres. En el caso del patrimonio
construido, que es con la lengua parte fundamental de la cultura, es
además económicamente rentable por el
turismo que genera, y ambientalmente conveniente al reutilizarlo y no
desecharlo. De todo esto ya se ha hablado en esta columna pero hay que insistir
para que el barrio siga siendo el mejor vividero de Cali.
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