La Torre Mudéjar de Cali, Monumento Nacional (Resolución 002 del
12/03/1982 del Consejo de Monumentos Nacionales) y de Conservación Tipo 1, es
decir que debe ser
conservada íntegramente por su carácter singular y monumental y por razones
histórico-artísticas, preservando todas sus características arquitectónicas; y
a que es única, como lo afirma Santiago Sebastian (Arquitectura Colonial en Popayán y Valle del
Cauca, l965)
“la más bella de América” la llamó, lo que se ha recordado varias veces en la
columna ¿Ciudad? De El País.
Pero la preocupación por su estabilidad sigue vigente, no
solamente porque no se ha hecho nada al respeto, sino porque a la luz de la
nefasta intervención que al respecto se le hizo a la casa de la hacienda de
Cañasgordas, podría ser peor el remedio que la enfermedad. El Comité de
Patrimonio del Municipio y el Consejo Departamental de Patrimonio Cultural,
quedan con el deber de evitar que se repita lo de Cañagordas.
Un
grabado atribuido a André, de 1876, y otro del bogotano Julio Flórez, de 1883,
la muestran intacta, pero en 1889 sufrió una reforma en la que, según
Sebastian, fue cubierta con yeso la ornamentación de losanges (la tsebka ) pero también pudo ser en 1924 cuando el pintor Maurizio Ramelli Adreani (Bogotá 1891–1973 Medellín) intervino la iglesia. Ramelli se destacó como pintor
de murales y frescos religiosos como los realizados en la Iglesia de San
Francisco y en el Teatro Municipal de Cali.
Después el pintor Luís Alberto
Acuña la intervino, en 1936, para los 400 años de Cali. Comparándola con los grabados y
fotografías existentes, se puede concluir que además de levantar los antepechos
y modificar los arcos de los vanos superiores que alojan las campanas, también
enchapó con mosaicos la base de la cúpula. Pero fue otro el que elevó sobre
esta los pequeños pináculos interiores de tal manera que quedaron más altos que
los que están más afuera, o está errado el grabado de André como lo está en las
cuatro hiladas de semi losanges del
cuerpo superior que en realidad son diez.
Pero es evidente que Acuña hizo
construir unas elaboradas claves en los arcos del cuerpo superior, como se
puede deducir de su carácter puramente estético, cosa que no se puede afirmar
del pequeño óculo que hoy aparece en el primer cuerpo en el paramento que
prolonga la fachada de la iglesia, que más parece obedecer a dar luz, y que no
aparece en el grabado de André.
Las formas que usó para los
nuevos arcos y claves, como de Las mil y
una noches, obedecen más al afán de hacer más "oriental" el
conjunto, gusto común de la generación llamada en Colombia
"republicana", que a restaurar los sencillos vanos que se ven en el
grabado. También es probable que pintara de rojo pálido los cuerpos inferiores,
que posiblemente fueron blancos, encalados, pero también que toda la torre
fuera ocre en algún momento, como se puede apreciar en una pintura de 1924 de
un tal E. Masías, reproducida en duotono (Varios: Tertulias del “Cali Viejo”. 1995).
Lo que sí parece claro es que Acuña
pretendía, y lo logró, configurar una
larga fachada urbana, para lo cual eliminó el revoque de la nueva iglesia de San
Francisco y revistió de ladrillo a la vista la nave de la iglesia vieja para
que todo hiciera juego con la torre. En ella, que era más sencilla, como se
puede ver en varias fotografías de finales del siglo XIX o principios del XX,
repitió motivos, arcos y claves y diseñó una nueva puerta lateral, mediante un
falso arco de herradura.
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