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“Lotes”. 24.03.2018


         Como si no bastara con las “muelas”, las “culatas”, las “pecas” y las “torres” para dañar y afear las ciudades colombianas, están los lotes, aunque es preciso agregar que a veces lo que se construye en ellos es peor, justamente cuando son “torres” que conforman “muelas” dejan “culatas” y a veces sus fachadas son una colección de “pecas” cuando no una sola que se repite “ad nauseam”. Y están los lotes “exprés” producto de la demolición, sin permiso la mayoría de las veces, de edificios existentes, dejando las calles como una dentadura a la que le faltan dientes;  aunque suele ser peor reemplazarlos con unos de oro, lo que sí ya no se hace con los dientes, sí con los edificios “espectáculo”.

          Huecos urbanos que los cerramientos de los lotes poco contribuyen a ocultar, y menos aún con esas telas verdes, descolgadas, rotas e incompletas, que la norma actual indica, la que habría que revisar. O están esas mallas eslabonadas coronadas por afiladas concertinas, que a veces duran años con su aspecto de presidio de película.  Pero por supuesto tampoco es un cerramiento aceptable un muro sin puertas ni ventanas, que para lo único que sirve, al no tener animación urbana alguna, es para aumentar la inseguridad de la calle y servir para pintar “pecas” en ellos que a los dueños de esos lotes poco les importa pero que deberían estar obligados a su mantenimiento como sucede con las fachadas.

      También están las fachadas huecas que dejan las demoliciones de contrabando con las que pretenden ocultarlas, lo que al parecer no ven alcaldes ni concejales ni funcionarios, pues poco caminan por las calles de la ciudad que pretenden orientar. Sin duda serían preferibles si las nuevas construcciones las conservaran parcialmente, contribuyendo así, por lo menos, a la conservación de la fachada urbana de la calle respectiva, y con ella a su imagen, que es con la que se identifican sus vecinos facilitando su convivencia allí. Lamentablemente en esta ciudad son pocos los que tratan de entender lo que significa históricamente el origen común de ciudad, civismo y política.

         Los “parqueaderos públicos” improvisados en lotes, si bien contribuyen a despejar las calles, poco a poco se tragan la ciudad como sucede en Cali especialmente en el Centro en donde se demuelen casas hasta en su área histórica para, detrás de lo que queda de sus fachadas amontonar carros. Al punto de que podría llegar un momento en que a falta de ciudad ya no se necesitaran más parqueaderos quedando los lotes abandonados como ha sucedido en otras partes. Por lo contrario, si se pudiera contar con un eficiente sistema integrado de transporte público, los hoy parqueaderos piratas se convertirían rápidamente en locales comerciales ojala con viviendas arriba.

       En Cali algunos interesados en el comercio de la ciudad, dicen que falta tierra pero nada piensan sobre que sobran lotes. Desde el del SENA, propiedad del estado, al lado del Centro, o el enorme lote plano que hoy sólo sirve, una pequeña parte, para los circos y la “rueda de Chicago” hasta los miles más pequeños que existen por toda la ciudad; al punto de que hasta en San Antonio los hay algunos desde hace años. Basta con recorrer a Cali con Google-Earth para comprobarlo. Por supuesto, habría que pagar por poder tener lotes, y expropiárselos a los que no lo hagan, para que el Estado construya en la ciudad y no en unas afueras lejanas y sin buen transporte público.

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