Primero se abandonaron los trenes en el país, precisamente cuando en todo
el mundo comenzaba su gran evolución actual, que no termina, y después se
desechó el proyecto de un tren ligero para Cali, de Yumbo a Jamundí, sin considerar
el hecho de que se utilizó con éxito el tren
existente para mover gente en la ciudad durante los VI Juegos Panamericanos
de 1971. Pero como más vale tarde que nunca, bienvenida la intención de dotar a
Cali de un tren de cercanías a Yumbo, Jamundí y Palmira, y ojala no pasen otros
cincuenta años para que se finalice la obra, si no es que se descarta de nuevo después
de varios y costosos estudios, otra vez por presiones equivocadas o cambios de
gobierno.
Este tren de
cercanías, o suburbano,
es un sistema de
transporte de pasajeros de corta
distancia (menos de 100 km entre estaciones extremas) que presta servicios
entre el centro de una ciudad y las afueras, lo que salvaría al MIO al conformar un sistema multimodal e integrado de
transporte público en el área metropolitana (de hecho) de Cali. Así funciona en
muchas partes el transporte público, incluyendo buses articulados y
convencionales y hasta taxis. Pasando por la ciudad,
ese tren-tranvía (tren-tran en español)
podría discurrir a velocidades menores, mientras que a Palmira iría más rápido y además podría parar cerca al aeropuerto
internacional, desde donde un sistema de buses lo conectaría con él.
Al mismo tiempo el tren podría, a velocidades mayores, conectar a Cali con las otras ciudades del valle del río Cauca,
si se prolongara a Santander de Quilichao y Buga, o incluso hasta Cartago, lo
que conseguiría ayudar a disminuir el acelerado crecimiento de Cali al permitir
a los habitantes de la región otras alternativas de vivienda, más económica y
confortable, en las otras ciudades del Departamento. Y mejor calidad de vida
por ser ellas más pequeñas, y de nuevo unidas por el tren con la capital, al poder
invertir menos tiempo en el transporte, además en uno más confortable y seguro,
que el que ahora gastan desde lejanos suburbios ya sea usando buses o taxis, o en
carro privado.
Por eso es de suma importancia escoger acertadamente el sistema más adecuado y
económico, aunque igual deberá ser subsidiado, pensando que un tren tradicional
puede transportar con mayor velocidad y seguridad, y con menos gastos energéticos,
a más pasajeros que muchos automóviles o varios buses; que discurriría por
terrenos de mínimas pendientes y en trazados casi rectos; y que podrá funcionar
con combustibles diferentes al petróleo, más limpios, y ojalá derivados de la
caña de azúcar ya sea directamente o generando la energía necesaria si es
eléctrico, independientemente de si es de vagones acoplados entre sí, remolcados por una locomotora, o autopropulsados.
Paralela al tren debe ir una
autopista urbana, junto al par vial de las calles 25 y 26, ampliando sus
andenes y con ciclovía, y un parque lineal con la alameda más larga del mundo a lado y lado del
corredor férreo. Y hacer al lado de las principales vías que lo
cruzan amplios y vigilados pasos peatonales por debajo para acceder por
escalera mecánica a las estaciones del tren apenas un piso arriba y debajo de
los puentes vehiculares, junto con locales comerciales, lo mismo que bajo sus
rampas; y en los tramos que atraviesan el parque vincularlos al mismo con
suaves taludes laterales. Así se unirían peatonalmente y con animación urbana
los dos lados de Cali.
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