Ir al contenido principal

Corrupción. 09.09.2018


        Aunque muchos estarán pensando que no servirá de nada, lo importante es que la consulta fue una votación sin corrupción: sin maquinarias ni mermeladas ni promesas, como ya lo han anotado varios columnistas. Pero ahora toca continuar ya que los corruptos no son solo los políticos, pues ya se sabe que la empresa privada igual lo es, y aún más, al punto de que las obras publicas son el monumento a la corrupción. Pero también lo son muchísimos ciudadanos; desde los que le dan plata al policía de tránsito hasta los que compran apartamentos en edificios sin importarles si tienen los permisos requeridos o si cumplen con las normas, ignorando que es una responsabilidad compartida.

           El hecho es que en el negocio inmobiliario cómodamente se espera un comportamiento ético por parte de los diferentes profesionales que intervienen en él; funcionarios, arquitectos, ingenieros, constructores y vendedores. Pero igual lo habría que esperar de los compradores de casas o apartamentos, haciéndolos corresponsables de los daños, inconvenientes y molestias que lo que compran le ocasione a la ciudad, el barrio, los vecinos o los copropietarios. Por eso deben verificar los permisos y el cumplimiento de las normas vigentes de lo que van a adquirir, por su propio bien, y además no tener que afrontar eventualmente las consecuencias legales de no haberlo hecho.

          Y con respecto a las obras públicas, qué más corrupción que pagar costosísimos proyectos para obras que no se necesitan o que se sabe de antemano que no habrá dinero con que llevarlas a cabo. Es el caso del puente de la Calle 21 entre Avenida 2N y Carrera 4, diagonal al comando de la Policía Metropolitana, que está siendo demolido para dar paso a un equivocado parque lineal del río Cali, y que allí mismo se construirá “en cinco meses” un nuevo “viaducto”, en lugar de reforzar el puente existente y ampliarlo, ajustando el proyecto a lo existente, aspecto vergonzosamente ausente en dicho proyecto, otorgado a dedo, otra forma de corrupción, el que cada vez se aplaza cada vez más, al punto de que ya se está deteriorando si haberse terminado ni podido usar, a lo que tampoco invita.

         Pero así como en las organizaciones, especialmente las públicas, la corrupción consiste en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores, la corrupción de las costumbres consiste no apenas en la tolerancia social a la corrupción política y economía, sino que en ultimas lleva a la corrupción de la cultura. La que en este corrupto país se disparó con la prohibición a las drogas, que lleva a mas corrupción y violencia e impide controlarlas adecuadamente como un problema de salud pública, mientras que en Estados Unidos se va legalizando estado por estado su consumo recreativo, ya son más de la mitad y los más poblados.

       Afortunadamente aquí las cosas parece están comenzando a cambiar; casi doce millones de ciudadanos así lo creemos. Ahora, además de buscar que se termine la inútil guerra contra el narcotráfico, es imperativo ocuparse en Cali de asuntos tan importantes como que no haya corrupción en la creación de las localidades que pide el Distrito Especial; que no se privilegien los viaductos en lugar de los andenes solo porque en aquellos la corrupción es muchísimo mayor; combatir el consumismo aupado por la obsolescencia programada o inducida, e igualmente la contaminación y la sobrepoblación; o de que entiendan las Autoridades que la movilidad y los usos del suelo se deben acoger al nuevo eje urbano propuesto por un grupo de profesionales adjunto a la SMP de Cali.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El (des) Gobierno Municipal. 21.05.2016

         El desordenado proceso del control del patrimonio construido en la ciudad, y en realidad de todo lo que se construye o destruye en Cali, lamentablemente suena a la vieja canción: songo le dio a borondongo, borondongo le dio a bernabé, bernabé le pego a muchilanga, le hechó a burundanga y le hincha los pies. Es el futuro cantado de San Antonio, el triste pasado del Centro de Cali, el escandaloso caso allí del Hotel Aristi, y el sainete del Colegio de La Sagrada Familia, frente al parque del barrio El Peñón.                                                                                                                                 ...

Soñar Políticas para la Polis. 07.12.2013

   El descontrolado incremento demográfico mundial lleva   cada vez más gente a vivir en las ciudades. Y su rapidez aquí, un buen negocio para empresarios, terratenientes y contratistas, significó más delincuencia y   accidentes de tránsito, la demolición del patrimonio cultural (memoria colectiva) y   la construcción de edificios espectáculo (que no espectaculares) e inseguros, y el despilfarro de energía y agua potable. Es el caso de los tres millones de Cali, que nadie quiere contar.                                                                                 ...

La nueva arquitectura. 27.08.2016

        Lo urgente de lo sostenible deberá lograr que la arquitectura de nuevo sea bella y eficiente como fue la edilicia de siempre en todas partes. Los nuevos profesionales, formados en las universidades deberán buscar que las técnicas apropiadas para una arquitectura sostenible los lleven a nuevas formas coherentes, en lugar de inventárselas caprichosamente como en la arquitectura espectáculo, o falsamente ecológicas como en mucha de la vendida como “verde”. Para principiar, lo construido debe durar mucho y ser fácilmente adaptable a nuevas distribuciones y usos, como también para su mantenimiento, remodelación a fondo, o el reciclaje final de sus materiales si es del caso. Y su construcción, uso y mantenimiento debe consumir el mínimo de agua y energía y generar el mínimo de contaminación, sobrantes, escombros y desperdicios. El ejemplo a seguir es desde luego la arquitectura tradicional, tan bien adaptada a su clima, paisaje y tradiciones, que hay qu...