En una ciudad que se ha extendido y crecido tanto y
tan rápido urge que sus habitantes se vuelvan auténticos ciudadanos, para lo
que es imprescindible que se enteren de qué es una ciudad en tanto artefacto y
cómo se habita en ella para una mejor calidad de vida. Para principiar, les
permitiría denunciar públicamente los atropellos urbanos y arquitectónicos que
se comenten permanentemente en todos sus diversos sectores, las evidentes faltas
éticas de arquitectos, constructores y promotores, como las de los que difunden
su publicidad engañosa o que irresponsablemente no les importa sus
consecuencias para los otros, y de contera alertar a los ingenuos que se creen
tanta “belleza”.
Igualmente
más ciudadanos mejor informados entenderían la necesidad de seguir impulsando los
concursos públicos para el diseño todas las obras oficiales, por lo demás obligatorias
por ley, y no apenas las licitaciones para su construcción. Lo que por supuesto
exige la creación de un banco de jurados idóneo y por temas, y garantizar su
continuidad en vez de cambiar de conceptos cada vez. Como igualmente su compromiso
con un Plan Director a largo plazo para la ciudad, en mora de realizar y clave
para las próximas elecciones, del que se derivarían los proyectos particulares
para cada una de las nuevas localidades en que se dividiría a Cali en su nueva calidad
de Distrito Especial.
Nuevas localidades en las que, al revés de lo que ya
han dicho contra toda posibilidad, no se trata de que no haya más funcionarios
sino de que estos sean mucho menos burocráticos, y por eso se necesitan
verdaderos ciudadanos que escojan los candidatos a las alcaldías menores con
una idea mas clara de lo que piensan para su nueva ciudad dentro de la ciudad,
principiando por sus centralidades peatonales respectivas pues en cada nueva
localidad, necesariamente conformada por diferentes barrios, con toda seguridad
serán varias sus centralidades. Pero en especial de la de la que se es vecino,
es decir en la que se mora y por lo tanto la que se conoce a fondo: el
vecindario.
Un ejemplo de participación
ciudadana es el tradicional barrio de San Antonio, parte del centro histórico
de Cali o, mejor, de lo que queda del mismo, cuyos vecinos se vienen reuniendo
con alguna frecuencia para tratar los problemas urbanos del barrio e incluso
los arquitectónicos, convocados por la Fundación Vecinos de San Antonio, bajo
la dirección de Jorge Gamboa. Poco a poco se lograría que en cada barrio todos
entiendan que las casas y edificios, que si bien pueden ser de propiedad
privada, conforman un conjunto de propiedad pública, la ciudad en tanto artefacto
urbano, regido, junto con sus habitantes, por un ayuntamiento
elegido por los ciudadanos.
Y desde luego ayudaría
mucho hacer reuniones y eventos periódicos alrededor de temas urbanos y
arquitectónicos, para lo que es básico que las universidades y entidades gremiales
relacionadas con lo urbano arquitectónico, lideradas por la SCA, se
comprometieran a realizar conferencias y debates abiertos al público en
general, y no apenas para asociados, en un caso, o estudiantes y profesores en
el otro. Serviría para que poco a poco los ciudadanos entiendan que política y
ciudadanos están íntimamente vinculados con la ciudad, en tanto artefacto, como
lo está esta con lo social y económico, conformando una cultura entendida como
un modo de vida, costumbres, tradiciones, conocimientos y verdadero desarrollo.
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