Está
próximo a realizarse un oportuno concurso, o, mejor, una serie de concursos,
para recabar propuestas para muchos asuntos aún no resueltos satisfactoriamente
en la arquitectura actual. Por ejemplo, cómo solucionar las barandas de
balcones y terrazas para que los niños no puedan trepar por ellas, ni
atravesarlas, por supuesto, pero que no interrumpan la vista hacia afuera y
dejen pasar la brisa.
O,
cómo resolver los baños públicos mixtos para los usuarios LGBTI, que deberán
incluir orinales como también inodoros, como los baños para hombres, pero
considerando que los primeros los deberían poder usar personas eventualmente
con ropas femeninas. Y como lograr que todos (para hombres, mujeres, mixtos,
personas con problemas de movilidad, y baños familiares) tengan iluminación y
ventilación natural, y un acceso común.
Cómo
debería ser el diseño estándar obligatorio de las escaleras de evacuación, que
como se sabe deberían ser helicoidales, pues son más seguras al bajar, y de qué
tamaño, y que deben ser cerradas y con trampas para el humo a su entrada, pues
en los incendios este es el mayor causante de muertes, o cómo operar bombas de
aire para mantenerlo a presión dentro de ellas cuando sea necesario, impidiendo
la entrada del humo.
Proponer
“torres del agua” para recoger el agua de las lluvias en tanques altos y usarla
para lavar los inodoros, y cómo recoger abajo el agua jabonosa de
lavamanos y duchas, filtrarla y subirla
a los tanques altos para reutilizarla en los inodoros. Y como ubicar muy cerca
de las duchas calentadores de paso a gas, para no desperdiciar el agua mientras
sale la caliente, pero sin que signifiquen un peligro al estar en espacios
cerrados.
O
una mampara entre las cocinas y comedores que se pueda abrir fácilmente cuando
se quiera, uniéndolos, pero que tenga un suficiente aislamiento acústico,
olfativo y visual para separarlos completamente cuando esté cerrada, incluyendo
la tradicional puerta de vaivén entre ellos, como sucede con los muros que los
separan en las construcciones modernas actuales. Una cocina junto al comedor que
se convierte en cocina-comedor.
Para
qué y cómo reutilizar los garajes de los edificios pues las necesidades de estacionamiento
serán muy diferentes ya que en un futuro cada vez más cercano los carros particulares serán menos y más pequeños. Y lo cierto es
que ya hay que preguntarse
con Françoise-Hélène Jourda (Pequeño
manual del proyecto sostenible, 2009) qué otros usos se les podrán dar, y
pensar en ellos desde su diseño inicial como garajes.
Cómo
deberían ser en los andenes para que no se puedan subir los carros a ellos, y
que se pueda caminar por encima de los alcorques de los árboles y que no los
dañen ni roben. Y que los vados para entrar a garajes y estacionamientos no
ocupen más ancho que el del sardinel. Y que las señales para invidentes no sean
una trampa para los demás. Y de qué material deberían ser en los diferentes
sectores, y lo mismo para los pasos pompeyanos.
Ojala que cuando se abra el
concurso, y se conozcan los premios, muchos estudiantes y profesores se
interesen en los asuntos mencionados y en los otros que se incluirán. Es
urgente que en los programas de arquitectura se realicen no solo
investigaciones teóricas sino también experimentales como las que se efectúan
en otras áreas afines como las ingenierías. El caso es que “los
conocimientos mal digeridos estorban el buen juicio y la sabiduría” (Johan Huizinga, Entre las sombras del mañana, 1935, p. 70).
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