Es, por ejemplo,
esa miopía de insistir en que con sólo buses bi-articulados se puede solucionar
el transporte masivo de una ciudad de cerca de tres millones de habitantes, y
en que sean de plataforma alta, ignorando que los de piso bajo se pueden usar
sin costosas estaciones (aproximadamente mil millones de pesos cada una en
promedio) y que por lo tanto se pueden replantear sin mayor costo sus rutas. Y
mientras tanto del tren urbano metropolitano nada se hace de verdad, pese a
haberse estudiado a fondo hace casi medio siglo, y se persiste en los puentes
pese a que no hay un plan vial y a que son en ninguna parte la solución a la
movilidad en una ciudad de este tamaño y tan improvisadamente extendida.
Improvisar
es, igualmente, creer, con las mejores intenciones, que se deben generar más
empleos pero al tiempo no ver que el Municipio debería aumentar el número de
policías, creando una Policía Local y generando empleo. Sería una inversión
social mejor que militarizar la ciudad, como ha dicho el comandante de la
Policía frente a la “sensación” de inseguridad que existe en Cali (El País,
29/05/2016). En Europa hay desde 160 policías por cada 100.000 habitantes en
Noruega, hasta 508 en España, pero aunque aparentemente Cali cuenta con más de
los 300 que recomienda la ONU, cabe preguntar, entonces, si no será que se
necesitan muchos más.
Improvisar es
también no darse cuenta de que si se permite pagar para no tener que obedecer
el “pico y placa”, cómo pretenden hacerlo en Bogotá y ya se ha mencionado en
Cali, esto no servirá para nada pues los que se lo pueden costear son
justamente los que tienen ahora un tercer carro para evadirlo más los que no
tienen suficiente para tenerlo. Pero sin duda incrementaría el comportamiento
mafioso de comprar exoneraciones para no tener que obedecerlas, justificando
que se haga lo que la ley prohíbe, siempre y cuando se pague por ello, lo que
clara y oportunamente denunció Mauricio García Villegas en su columna de El
Espectador del 11/06/2016.
Y
es fruto de una improvisación no ver que aumentar la rumba de pronto y sin
preparación a 24 horas (no el comercio, ni el estudio, ni el trabajo como
dicen) aumentará el problema de garantizar la seguridad en los espacios
públicos y controlar el ruido ajeno, los que no han podido solucionar ni siquiera
de día. O no oír que el ruido no es apenas el de los establecimientos, fácil de
evitar con aislamientos acústicos, si se quiere, mas no así el de las gentes,
carros y motos en las calles. Que primero hay que educar a los ciudadanos sobre
cómo usar los espacios públicos de la ciudad, tanto de día como de noche, o sea
que toma más tiempo que los cuatro años de una alcaldía.
Improvisar es
lo de El Calvario pues a además de haber el Municipio comprado toda una manzana
y parte de otra, aledañas al Palacio de Justicia, con el propósito de donarlas
a la Fiscalía para la construcción de su sede en Cali, y haber pagado las
indemnizaciones, gastos notariales, demoliciones, encerramientos, evacuación de
escombros y la comisión a la EMRU, por cuenta de los contribuyentes, la
Fiscalía no ha construido nada pero ahora el Municipio deberá entregar la
segunda manzana para que se negocie con ella. Y mientras tanto lo del jarillón,
una vieja y fatal improvisación, y hoy supuestamente la primera prioridad del
actual Alcalde, sigue igual o peor pues cada día que pasa es más vulnerable
¿qué esperan?
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