El cambio climático, la sobrepoblación y la urbanización del mundo
son asuntos que deben determinar la arquitectura en las próximas décadas. Las
pruebas científicas del cambio climático son hoy “apabullantes” como dice el
Informe Stern, 2005 (p.21); en las próximas décadas habrá entre 2.000 y 3.000
millones de habitantes más, la mayoría en países en desarrollo (p.99); y la
urbanización está estrechamente ligada al crecimiento económico además del
poblacional (p.101).
Es necesario proyectar edificios que consuman menos energía y
agua, que sean de espacios modulares y genéricos que se puedan acondicionar,
readaptar y remodelar, como sí pasa con la arquitectura de tradición colonial,
a base de tipos arquitectónicos con los que se conforman espacios urbanos, pero
es imposible con la arquitectura espectáculo actual, ya muy cuestionada en el
mundo pero en la que insisten en Colombia algunos sin imaginación pero
presumiéndola pues se venden como artistas “innovadores” a un público
ignorante.
Pero todo esto lo ignoran los jurados de concursos y bienales. Por
ejemplo, contra toda evidencia el de la reciente XXIV Bienal Colombiana de
Arquitectura afirma que “en los últimos años ha aprendido a mirar con respeto
lo propio” y premia proyectos que lo aparentan en su simpleza que no sencillez.
Por lo demás, lo propio en este país es más profundo y plural: la costa caribe,
la olvidada costa pacífica, los tan diferentes valles interandinos, la
altillanura y la selva amazónica, regiones que desde luego difícilmente todos
podían conocer debidamente.
El caso es que según cada geografía e historia habría que tener
presente la recomendación de Le Corbusier de buscar el acuerdo entre clima,
paisaje y tradición, del que habló con motivo de su proyecto para una casa en el
norte de África (Willy Boesiger: Le
Corbusier, Oeuvre complete 1938-46, 1955), y por supuesto en estos países
andinos y de climas tropicales hay que agregar su muy imponente relieve de
valles entre montañas, el que sorprendentemente poco se considera, como si no
se viera siquiera; no es sino mirar los planos y fotografías que se presentan a
concursos y bienales eliminando los entornos de los edificios.
No deja de tener razón Frank Gehry (estaba bravo explicó) cuando
dijo recientemente que el 98% de la arquitectura moderna es "pura
mierda". Y la verdad es que eso sucede con la que se pretendió hacer igual
en todas partes. Casas o edificios de apartamentos repetidos ad nauseam, o llamativos y escultóricos cascarones, si acaso sólo ícono para
museos y similares, que no se pueden intervenir sin que desparezca su
arquitectura. Todo lo contrario de cualquier claustro colonial, los que salen
airosos hasta de las más torpes intervenciones.
En razón de todo lo anterior, la Sociedad Colombiana de
Arquitectos y sus Bienales, deberían reformularse de nuevo, de acuerdo con las
nuevas circunstancias que debe afrontar la profesión, buscando divulgar
ejemplos pertinentes para cada región, ya probados por suficientes años y no
que se comiencen a desbaratar al poco tiempo. Y por supuesto lo mismo habría
que hacer con los programas de arquitectura, comenzando por reducir su absurdo número
actual, los que deberían ser más técnicos y no solo “artísticos”, y de
posgrado.
Comentarios
Publicar un comentario