Como en el tarjetón verde
no había blanco, muchos terminaron por votar por Enrique Peñalosa pues al fin y
al cabo tiene el pelo y la barba blancos. Es decir, es una alternativa tanto a
Santos como a Uribe, y cabe esperar que entienda que si bien es muy importante
lograr la paz con las FARC, es decir su desmovilización sin evadir la justicia,
igualmente lo es combatir la creciente inseguridad de las ciudades. Allí ahora
viven cerca del 80 % de los colombianos, y en las que hay más muertes,
proporcionalmente, que en el conflicto armado en el campo, debidas a accidentes
de tránsito, delincuencia común y violencia intrafamiliar y social.
De
otro lado, Peñalosa es el único candidato que habla de las ciudades y no apenas
de los que pasa en ellas, y su alcaldía en Bogotá supo no sólo continuar lo
hecho por la de Castro y la primera de Mockus, si no crear la conciencia en el
país de la importancia del artefacto urbano y cómo ponerlo al día, lo que
torpemente se encargaron de echar para atrás los cada vez peores alcaldes que
eligieron los bogotanos después. Peñalosa perdió su reelección por olvidarse
del tren de cercanías que había prometido e insistir en sólo los buses
articulados, lo que fue fatal para el Trasmilenio en Bogotá y lo está siendo
para el Mio en Cali.
Si
de alguien se puede esperar que entienda la importancia de recuperar el sistema
férreo del país para unir sus regiones y de Metros para unir sus ciudades, es
Peñalosa, y lo mismo pasa con la importancia de la educación, lo demostró con
la escogencia de su vicepresidente, y con la movilidad ciudadana la que por
supuesto no es apenas la movilización brindada por un transporte urbano público
que integre diversas tecnologías bajo una sola autoridad, sino la habitacional,
y en últimas la social de los ciudadanos. Todos estos asuntos de la polis
que sistemáticamente desconocen los politiqueros colombianos que no
políticos, los que ni siquiera se han enterado que primero que todo están los
peatones y en consecuencia los andenes.
Según
la última encuesta Gallup (20/03/ 2014) si el escenario hoy fuera
Santos-Peñalosa, la cifra sería 47,5% y 25,8%, respectivamente.
Pero los que tienen la intención de votar por Óscar Iván Zuluaga,
Marta Lucía Ramírez y
Clara López evidentemente no lo harían en una segunda vuelta por Santos. Por eso si muchos de los que dicen que van a votar en blanco, voto
que históricamente se reduce a la mitad, o por alguno de los otros candidatos sin
posibilidades reales, lo hacen por Peñalosa, que tenía un 8,6% y ya va en un 11,3%, este podría empatar y ganar en
una segunda vuelta.
De
acuerdo con la encuesta, Santos tiene un 32,5% de intención de
voto, Óscar Iván Zuluaga registra un 15,6%, Ramírez un 9,3%, López un 8,6% y el
voto en blanco, que tenía un 28,1% pasó a 19,6%, diferencia que seguro se movió
en parte a Peñalosa, y desde luego la abstención será menor, como suele serlo
en las elecciones presidenciales, además de que el tarjetón no será ese
galimatías que genera tantos votos nulos, y los nuevos votos probablemente
serán para él. Ya se propuso en la columna ¿Ciudad? de El País, hace 14 años, a
Peñalosa para alcalde de Cali (09/03/2000), y ahora
toca proponerlo para presidente pues si el voto en blanco triunfara, en lugar
de seguir disminuyendo ¿cuál otro candidato habría después?
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