Siguiendo a Adrian Pierce Rogers (1931- 2005) pastor estadounidense, que
sostenía que así como lo que recibe una persona sin haber trabajado para
obtenerlo, otra deberá haberlo producido sin recibirlo, los politiqueros no
puede entregar nada, si antes no se lo ha quitado a otro, pues no se puede
multiplicar la riqueza dividiéndola. Y por su parte los narcopoliticos apenas
se reparten la parte del león entre ellos, dejándoles espejitos de colores y migajas a los que votaron por ellos.
Pero
lo peor de la demagogia de dar servicios “gratis” y ni se diga casas, es que
cuando la mitad de las personas llegan a la conclusión de que ellas no tienen
que trabajar porque la otra mitad está obligada a hacerse cargo de ellas, y
cuando esta se convence de que no vale la pena trabajar porque alguien les
quitará lo que han logrado con su esfuerzo, es el fin de cualquier nación, dice
Rogers. Y que es, precisamente, lo que ha generalizado la cultura mafiosa en el
país.
De
ahí que sea urgente la reforma a fondo de Congreso, Asambleas y Concejos, para
que se entienda la participación en ellos como un honor y un deber, no como una
carrera proclive a la corrupción y el clientelismo. De ahí que los
congresistas, diputados y concejales deben cumplir sus mandatos por no más de
dos legislaturas y después buscar otro empleo. Y por supuesto deben cumplir las
mismas leyes que el resto de los colombianos, por lo que debe cesar su fuero.
Se
ha propuesto también que sean unos asalariados más, con su respectiva
jubilación exclusivamente de su mandato. Que contribuyan a la Seguridad Social
como todo el mundo. Que el fondo de jubilación del Congreso pase al régimen
vigente de la Seguridad Social y que los congresistas participen de sus
beneficios como todos los demás ciudadanos. Y que no tengamos que oír jamás el
cinismo del “usted no sabe quién soy yo ni con cuantos votos me eligieron”.
Igualmente,
que el fondo de jubilación no pueda ser usado para ninguna otra finalidad, y
que los congresistas paguen su plan de jubilación, como todos los colombianos.
Que no puedan votar su propio aumento de salario, y que participen del mismo
sistema de salud que los demás colombianos. Y deberían tener sus propios vehículos
y pagar la gasolina que consuman, o movilizarse en el transporte público
como todo el mundo, untándose de los problemas de todos.
Finalmente,
así como solo hay un Concejo para cada ciudad y una Asamblea para cada
departamento, debería haber un Congreso unicameral para el país, y la única
forma de lograrlo es votar en blanco: solo elegir senadores o representare, habría
que escoger cuales, pues nunca el actual Congreso se auto reformaría. Y no
creer, siguiendo a Rogers, que sea posible que los criminales se auto condenen
por mas arrepentidos que estén y más promesas que nos hagan.
Como
se viene diciendo hace años, al país se lo están robando, y ya comenzamos a
gritar que cojan al ladrón, pero seguimos votando por ellos. De ahí la
importancia del voto en blanco, pero tendríamos que comprarlos, como se compran
los otros votos, pero no con un bulto de cemento o una promesa falsa, sino con críticas
e ideas. Lo único que queda, aprovechando que el mundo no se acabó el viernes
pasado, es educar, lo que nos iguala, para que, precisamente, no acabemos con
él.
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