Nos quieren traer
a Cali a Mazzanti, al parecer aupado por la Ministra de Cultura. Él es, para
los vivos que no lo sepan, el arquitecto
aún de moda que insiste en dejar semienterrado al MamBo, en Bogotá, quien pese a todo aun emboba a muchos, como
los que le dieron no uno sino tres premios en la última Bienal Colombiana de
Arquitectura. Y lo quieren traer para que diseñe dos mega bobadas en Cali. Un
"espacio cultural" en el lote del Sena, casi dos hectáreas de
propiedad del Estado, desocupadas irresponsablemente por años al lado del
Centro, peligrosamente cada vez con menos vivienda formal y más comercio
informal, y que debería ser para vivienda de alta densidad. Y un "corredor
ecológico" por el corredor férreo, puro “espectáculo” para bobos, por
donde por lo contrario debería pasar la columna vertebral del tránsito y
transporte de Cali pues es el único espacio suficientemente amplio, a nivel y
recto que cruza la ciudad y sus suburbios de Sur a Norte, hasta más allá de
Yumbo y Jamundí, y también propiedad de la Nación, la que inconscientemente lo
está dejando invadir.
Pero
“vivos bobos” del todo parecen ser los que diseñaron los nuevos puentes curvos
sobre la (mal) llamada autopista Suroriental (que no es lo uno ni lo otro como
cree mucho bobo), arrancando su subida desde el carril izquierdo, el más
rápido, y no del derecho, el más lento, y que los dejaron sin el debido
peralte, pues curiosamente en esta ciudad en donde los más bobos adoran los
puentes, especialmente los curvos, parece que no supiéramos de peraltes (mayor
elevación de la parte exterior de una curva en relación con la interior). Y uno
lo hicieron subiendo desde la calzada izquierda, ignorando que algún día Cali
abandonará esa bobísima idea de poner las dos calzadas en el mismo sentido. Pero por supuesto
solo parecen “bobos” y en realidad son muy “vivos” para los contratos: a los
puentes habrá que hacerles modificaciones, o sea nuevos contratos, y ya sus dos
carriles fueron reducidos a uno para tratar de “corregir” su peligroso “diseño”,
por lo que lo que costó el otro se tiró a la caneca. Con razón los llaman
puentes “torcidos” pues son varios los debidos a la “puentemania” denunciada hace décadas por el
Grupo Ciudad, y subvencionada por los bobos que pagan impuestos.
Pero
el colmo de la bobería es el “terminado” del suelo del malecón inútil en que
quieren convertir la tradicional Avenida Colombia, la que no contaba antes de
las obras con peatones a su largo, sino
carros, pues los peatones solo la cruzaban como ahora, ni tampoco comercios,
los que nos dicen, contra toda evidencia, que “brotaran “junto con los peatones
al peatonizarla del todo y llenarla de bancas y demás objetos que aquí confunden
bobamente con diseño urbano. La Avenida se pensó como un paseo desde el Puente Ortiz hasta el Barrio de El Peñón, a continuación
de la Avenida Uribe Uribe, que “serviría de lugar de expansión y de solaz a
todos los habitantes y, al propio tiempo, hermosearía a Cali, en grado tal,
que no encontraría similar en ninguna de las ciudades del País”. Pero ahora
olvidan que era un paseo con carros que recorrerían en toda su extensión las
márgenes del Río Cali, lo que no se ha logrado aún: una avenida por cada lado
con sentidos opuestos de circulación, como lo entendería cualquier bobo.
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