Una buena Administración Municipal debe reducir en lo posible la delincuencia
común, que es lo que actualmente mas preocupa a los colombianos y
especialmente a los caleños y con toda la razón. Pero el asunto no es apenas de
tener mas y mejor policía sino también del comportamiento de la gente en las
calles, a la que hay que enseñarle a “no dar papaya”, y del diseño de las
mismas. Los andenes anchos y sin recovecos ni obstáculos son mas seguros pues
son mas fácilmente controlables por la policía y los mismos peatones. Sin
embargo, la incidencia del narcotráfico en la inseguridad de la ciudad, su
mayor causante directa o indirectamente, solo finalizará cuando se acabe, y
solo se acabará cuando se despenalice el consumo de drogas; cuando deje de ser
un problema de delincuencia además de uno de salud.
Es
que además de evitar epidemias de gripa o dengue, el consumo de drogas también
es un problema de salud pública, pero absurdamente se lo pretendió penalizar
aun mas. Igualmente está el del alcohol y no apenas el del tabaco, que por su
exageración ha llegado a extremos francamente ridículos al punto de que
terminaremos con una especie de “tráfico” de cigarrillos, mientras los
accidentes de carros y especialmente de motos, matan más gente, principalmente
joven, que las enfermedades y la delincuencia, y en muchos de ellos están
involucrados conductores ebrios. Para evitarlos no basta penalizarlos si no que
hay que educarlos, y a sus acompañantes que permiten que manejen borrachos, y
por supuesto lo que se debería medir no es tanto la cantidad de alcohol que han
ingerido sino su capacidad para conducir.
Y
desde luego es muy importante el control ambiental, comenzando por el aire que
respiramos, que no es bueno cuando sopla de Yumbo hacia el Sur, como se sabe
desde hace años pero de lo que poco se ha informado, y el agua que bebemos que
en unos años se agotará si no se toman medidas al respecto. Pero igualmente
está el cuidado de los parques y zonas verdes, el principal de ellos el
longitudinal del Río Cali, concebido para los 450 años de la ciudad pero nunca
materializado del todo. Y También las áreas aledañas a las reservas naturales
cercanas, invadidas peligrosamente pues dañan las cuencas altas de los
nacimientos de agua y contaminan los ríos y por lo tanto los acueductos, como
ya se sabe, además de acabar con la biodiversidad, ocasionar derrumbes y dañar
el paisaje.
Finalmente, se debe prever la pronta atención de desastres ocasionados por
inundaciones, terremotos, huracanes o incendios. Si se rompe el jarillón del
Río Cauca tendríamos casi media ciudad inundada y mas de media sin agua
potable. ¿Dónde se alojarán los damnificados y que agua tomarán? En la
costosísima remodelación del estadio, y pese al inconveniente para los barrios
aledaños de que se mantenga allí, ni siquiera se consideró que debería servir
con tal propósito por estar cerca del Hospital Departamental, como lo estaba el
Club San Fernando, que vergonzosamente se permitió que se convirtiera en un
muladar, y que también hubiera podido ser utilizado con dicho fin. Y si
seguimos como vamos es muy probable que el próximo invierno sea peor que el que
no ha terminado, para no hablar de la sequía que vendrá luego.
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