Algunos estudios sugieren que la genética, los defectos
durante el neurodesarrollo, el entorno durante la infancia o
algunos procesos psicológicos y sociales son factores importantes que pueden
contribuir a la aparición de la esquizofrenia, enfermedad comúnmente relacionada con la locura. Ciertos medicamentos y
el uso recreativo de drogas parecen causar o empeorar los síntomas. ¿Y el entorno urbano? Es evidente en las ciudades colombianas el
conjunto de molestias y enfermedades originadas por la mala ventilación, la descompensación de las temperaturas, las cargas iónicas y electromagnéticas, las partículas en suspensión, los gases y vapores de origen químico y los aerosoles, entre otros agentes causales, conocidos
como el síndrome del edificio enfermo. Y por supuesto muchos edificios “enfermos”
conforman una ciudad”enferma”.
En
Cali las cifras de población que sufre de esquizofrenia, son más altas que el
promedio mundial. Así lo señalan estudios del Ministerio de Protección Social y
la Asociación Colombiana de Psiquiatría, que demuestran que, mientras en el
planeta el promedio de es del 1% de población afectada, en Cali el nivel está
entre 1,2% y el 1,5%. Carlos Miranda, psiquiatra de dicha Asociación, explica
que, incluso a nivel mundial, esta patología reporta niveles bastante altos.
“Las enfermedades normalmente se manejan en equivalentes de uno por diez mil o
uno por cien mil. Para ésta es de uno por cien”, señala. Y agrega que en
Colombia el promedio está entre el 1 y el 1,2%, pero que en regiones como el
Valle y Bogotá llega hasta el 1,5%, y que aunque pareciera ser una diferencia
mínima es bastante significativa (El País, 11/11/2011).
“Esto
puede estar relacionado con el estilo de vida. Es más fácil que la gente
desarrolle la enfermedad en las ciudades, por el alto nivel de estrés y la competitividad”,
indicó Miranda. Estrés sin duda causado en buena parte por el desorden, el
ruido y la falta de belleza urbano arquitectónica de la ciudad, cada vez es más
ostensible, como en los recientes escenarios deportivos. Es evidente la
carencia de conocimiento y sensibilidad para identificar la belleza urbana, y
muchos “ven” como bellos, despropósitos como la Plazoleta de la caleñidad o el
“Bulevar” de latas con que se reemplazó la Avenida Colombia en lugar de
recuperar su paseo original. Más “esquizofrénicamente” no se ve lo más hermoso
de Cali: sus cerros, ríos y vegetación o los arreboles del cielo de muchas
tardes; apenas, y menos mal, sus atractivas mujeres.
Como
dice la arquitecta venezolana Carla Urbina, se está
abandonando cada día más la vida urbana en nuestras ciudades. Hay menos
espacios para la vida pública lo que lleva a menos actividades físicas, mayor
sedentarismo, menor tiempo dedicado a la recreación y por ende más estrés. Cada
vez nuestras ciudades tienen menos actividades colectivas, y aprisionados en sus
propias casas, muchos cierran calles o “conviven” en conjuntos cerrados, y hacen
su vida social en centros comerciales, llevan a los niños a jugar en cajas de
plástico en lugares de comida rápida, y evaden ver la cara a la persona
que tienen enfrente, para “relacionarse” con sus amigos a través de una
pantalla: “Estamos
creando ciudades y ciudadanos enfermos” concluye Carla Urbina (Revista
Mundo vegetal, 07/10/2010).
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