Es preocupante que los candidatos a la Alcaldía de Cali no
integren los diferentes temas de qué hablan en un concepto global sobre la
ciudad y su región, y que incluso alguno diga que los ciudadanos sean quienes escojan
qué ciudad quieren, lo que no pasa de ser puro populismo ramplón e ignorancia
supina, pues se desconoce la dificultad de planificar una ciudad cuyo suelo es
privado y sus ciudadanos aun no son tales. Desconocen los planes existentes,
sobre todo para el Centro, que solo habría que actualizar, y proponen hacer
nuevos, y nada dicen de la Avenida Colombia, ni jerarquizan sus diferentes propuestas.
Y proponer peatonalizar varias calles del centro y poner allí los vendedores
informales y así liberar los andenes, sin considerar que son insuficientes, es privatizar
el espacio público, e ilegal.
Aseguran
sin pestañear siquiera que van a construir miles de viviendas sin cuestionar
dicho número ni con qué criterios se establece ni, lo más importante, cómo
hacer para que Cali no crezca tanto ni tan rápido. No precisan como van a
financiarlas, aparte de recurrir al gobierno central, ni cómo ni en donde ni
con qué clase de arquitectura y construcción, pues ninguno tiene la formación
ni la experiencia para hacerlo. Y proponer que Cali crezca aún más hacia
Jamundí y en ultimas al Departamento del Cauca es totalmente equivocado, y es
todo un despropósito pensar en urbanizar los ejidos, como también lo sería extender
la ciudad a lo largo de los corredores viales que la comunican con su región
inmediata, que solo beneficiaría a los terratenientes que la rodean, como ha
venido sucediendo hace muchos años.
Es
insólito que no hablen de un plan vial y de transporte colectivo, y sí de
edificios de 20 pisos para la vivienda de interés social, sin pensar en nuestro
clima, paisajes y tradiciones, y desconociendo que el Centro Global cada vez
tiene menos vivienda y más edificios abandonados o demolidos, y muchos lotes en
los que ni siquiera se ha puesto un estacionamiento. Pero varios aciertan en que
sea impulsada el área metropolitana de Cali, y en no permitir construir más en
la ladera, mas no dicen cómo. Ni cómo detener la corrupción administrativa
alrededor del uso del suelo y su control, en lo que de pronto todos están de
acuerdo pues está de moda ahora que son candidatos y no concejales que nada
hicieron al respecto, y algunos hasta creen que basta con cambiarle el nombre a
las oficinas actuales o crear nuevas.
Sin
embargo, entre todos harían un buen candidato. Que recupere los ejidos como
reservas forestales (López), que vea que el déficit de vivienda es más
cualitativo que cuantitativo (Jurado), y haga proyectos de comunidad (Clavijo),
impulse segundos pisos para nuevas viviendas (Roldán) y de subsidios para
mejorar las existentes (Castrillón), y haga un plan maestro de ciclorutas
(Cardozo). Que apunte a la densificación, la renovación urbana, la
consolidación de vacíos urbanos y la expansión moderada (Cortés), y un tren
regional desde Santander de Quilichao hasta Pereira y Armenia (Guerrero). Y,
finalmente, lo más urgente, que eduque a la ciudadanía (Gómez), y proyecte un
plan de Ordenamiento Territorial pensando en los próximos 50 o 60 años
(Urrutia). Como se ve, toca votar en
blanco.
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