Hay que insistir en que las calzadas se regularicen dándole el
sobrante a los andenes, los que deberían ser solo para caminar. Así los
carriles para los vehículos serían continuos y del mismo ancho, y no como
sucede ahora, cuyo desorden entorpece su circulación. Y deberían agregarse o
desagregarse, a lo largo de carriles de entrecruzamiento, en lugar de juntarse
o dividirse como ahora obligando a hacer maniobras agresivas y ocasionando
accidentes. ¿Por qué aquí no se estaciona alternativamente (semanal o quincenalmente)
a un solo costado de las calles para liberar así los otros carriles como se
hace en todo el mundo? Y en casos como el del Parque del perro, habría que
estacionar a 45º frente al parque, con
lo que se duplicarían los puestos y no habría carros trepados a los andenes
enfrente de los comercios, restaurantes y garajes. Los terceros o cuartos
carriles de muchas avenidas se deberían destinar a ampliar los andenes y a
hacer ciclovías (que es como se llaman). Y muchas calles del Centro, Versalles,
Granada y San Fernando, tendrían que tener solo un carril ancho que permita
parar pero no estacionar, como se ha propuesto para San Antonio.
También los andenes se pueden ampliar pavimentando la franja verde
que muchos tienen, pues los árboles pueden quedar muy bien en alcorques que
sean simples huecos, franja que muy probablemente se tomó de Estados Unidos en
donde se la usa para disponer la nieve que se recoge en ellos. Es imperativo
que los andenes sean diseñados, construidos y mantenidos por el Municipio, como
ya lo hace con las calzadas, y no los particulares, que suelen hacer en ellos
lo que se les da la gana y como se les da la gana. Que se arboricen con pocas y
probadas especies, como eran los de El Centenario, Versalles o Miraflores. Y
por supuesto hay que insistir y que la señalización vial sea seria, pues ahora
cerca de la mitad es antitécnica y hasta ridícula, y en que se levanten los
policías acostados y se hagan más pasos pompeyanos de verdad, pues muchos de
los pocos que se han hecho no están en el eje de la circulación respectiva y
nadie los usa, y en cambio se estacionan carros en ellos. Igualmente, hay que
bajar los andenes en semicírculo y no apenas en esas estrechas rampas con giros
de 180º como para malabaristas en silla de ruedas.
Igualmente, en los semáforos de las vías arterias se debería dejar
un espacio adelante para que las motos no invadan los pasos peatonales, como ya
se ha propuesto. Y las “cebras” habría que diferenciarlas de ellos o mandarlas
de una vez por todas al Zoológico pues aquí nadie sabe que son ni para qué
sirven y si lo saben no las respetan: que los peatones corran pues en Cali
carro mata peatón. Y hay que insistir en que en lugar de aparatosos y costosos
intercambiadores viales y de los feos puentes peatonales, que muchos no puede
usar, que interrumpen los flujos peatonales, se pongan semáforos sincronizados
y con tiempo para los peatones, y que los puentes peatonales que sean
ineludibles tengan ascensor. Es lo que las comunidades deberían pedir en lugar
de repetir como si fuera un mantra que exigen más puentes peatonales. Tal vez
el problema sea que muchos en Cali se descrestan con ellos pese a que en todas
las ciudades civilizadas solo los hay en sus periferias sobre las vías férreas.
Pero aquí ya ni siquiera tenemos tren y nunca tuvimos tranvía.
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