Como muchas ciudades, Cali es básicamente el conjunto de sus muy diversos habitantes ocupando un amplio territorio con distintos usos, de propiedad tanto pública como privada, unidos por vías para peatones y diferentes tipos de vehículos, el que cuenta con diversos paisajes urbano arquitectónicos y naturales. Por eso el análisis de cualquiera de estos temas, o de los derivados de ellos, siempre debe hacerse considerando todos los otros, lo que, absurdamente, poco se hace en Cali, ciudad en la que priman los intereses privados sobre los públicos, imposibilitando su correcta planificación y sus pertinentes normativas a largo plazo, como igualmente su posterior control.
Sus habitantes son en su gran mayoría inmigrantes de la costa pacífica y del campo, cada vez de mayor edad, que viven, trabajan, estudian, comercian y se recrean en la ciudad; a los que se les suman los que llegan periódicamente a Cali a realizarlas durante el día, o que solo habitan en ella y esas otras actividades las realizan en otra parte. Suelen ser abstencionistas, carecen de educación cívica, no obedecen las señales de tránsito, no respetan las normas urbanas y arquitectónicas, y hay mucha delincuencia. Cada vez hay más turistas pero a los que no les interesa tanto su Centro Histórico como sí lo de la “capital de la salsa” que ahora identifica a la ciudad.. y su sabroso clima.
El principal uso del suelo en Cali es la vivienda, casas, y cada vez más apartamentos; hay centros comerciales y almacenes, restaurantes, bares y peluquerías en los barrios; talleres en cualquier parte y fábricas en el norte; la mayoría de las escuelas, colegios y universidades están al sur junto con escenarios deportivos, clínicas y hospitales; los bancos, oficinas públicas y privadas, teatros, auditorios, cines y museos están en su Centro Ampliado, a lo largo del río Cali, entre el extenso Parque del Acueducto y la base aérea, pero no hay suficientes parques en el resto de la ciudad ni puestos de policía; la movilidad depende de las motos y de medios ilegales, y los andenes dan vergüenza.
En Cali las edificaciones de propiedad del estado son pocas, y la mayoría de las construcciones en la ciudad y su área metropolitana de hecho, incluyendo sus espacios al aire libre, y la de los lotes, es mayoritariamente privada, y con frecuencia no obedecen las normas urbano arquitectónicas respectivas, y la propiedad pública de los andenes, plazas, parques, zonas verdes, vías y estacionamientos públicos, se suele ignorar y se los interviene como si fueran privados. Por supuesto esta dualidad de la propiedad crea problemas a considerar en el análisis de la ciudad y las propuestas, para que los intereses económicos privados no primen sobre el beneficio público para todos.
Los pocos positivos paisajes urbanos existentes, generados por la arquitectura de las construcciones de Cali, incluyen plazas, edificios y monumentos de interés cultural y algunos parques, los que definen la imagen colectiva de sus distintos sectores, principiando por su Centro Histórico; y alrededor hay verdes paisajes campestres, y está la presencia de sus tres cerros emblemáticos y de la alta cordillera sobre la que se extiende la ciudad con el amplio valle del rio Cauca a sus pies. Pero equivocadamente, el paisajismo de Cali, en sus diferentes manifestaciones, y su patrimonio construido, poco se considera en su planificación y su arquitectura, y con frecuencia se lo altera o se lo destruye.
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