Cali precisa candidatos, ellas o ellos, pero que sepan que no saben de ciudades y ciudadanos, y entonces recurran a estudiosos de sus historias entrelazadas, y por supuesto la de la ciudad que pretenden dirigir, conformando un pertinente grupo asesor; que recuerden que un alcalde (Del ár. hisp. alqáḍi, y este del ár. clás. qāḍī 'juez') es un cargo público al frente de la administración pública de una ciudad, que ejecuta los acuerdos del Concejo, sin perjuicio de sus propias potestades, en la que lo público debe primar sobre lo privado. Entonces queda claro que ante todo hay que elegir concejales inteligentes y cultos que sí entiendan de ciudades y de la suya a la que representan.
Que entiendan que las ciudades se deben al comercio, la industria, el trueque de conocimientos, la religión o la guerra, pero que la Cali actual apenas nació en 1910 cuando ya capital del nuevo Departamento del Valle del Cauca, comenzó su rápido y voluminoso crecimiento. Que a inicios del siglo XX contaba con unos 30 mil habitantes, para mediados del siglo unos 300 mil, y que a inicios del XXI se acerca a los tres millones en su área metropolitana de hecho, la que incluye a Yumbo y Jamundí y las áreas ya urbanizadas al otro lado del río Cauca pertenecientes a municipios vecinos, como Palmira y Candelaria, e incluso otros en el Departamento del Cauca.
Que sepan que la gran mayoría de los habitantes de Cali provienen de diferentes regiones con tradiciones culturales diferentes y que no se los ha educado como urbanitas. Que sus diferencias sociales, son económicas y cada vez más de clases medias en expansión y ascenso; y las más pobres, casi la mitad de la total, con un manejo informal de la economía, fuera de control y que no contribuye al erario; que el narcotráfico ha llevado, directa o indirectamente, a la corrupción y la violencia, pero que mueren más por accidentes de tránsito que por homicidios, y que ha difundido unos gustos y comportamientos estrafalarios, propios de nuevos nuevo ricos, ajenos a la ciudad.
Que comprendan que para recuperar a Cali hay que oficializar su área metropolitana y actualizar ordenamiento urbano, arquitectónico y paisajístico a lo largo de sus dos ejes: el histórico, de oeste a este, a lo largo del río Cali, uniéndola con su puerto, Buenaventura, y con su ciudad ”hermana” Palmira; y el otro, norte sur, a lo largo de la ciudad lineal actual, entre la cordillera Occidental y el río Cauca, mediante un corredor vial, incluyendo ciclovías, y paisajístico, a los lados del actual corredor férreo, por donde circulará el tren de cercanías; que una a Yumbo, y el norte del departamento, a Jamundí y el sur del departamento, y más allá con el país y, en el último caso, con Ecuador.
Que deduzcan que los nuevos centros comerciales son básicos para la conformación de centralidades para ciudades dentro de la ciudad, que hay que auspiciar, conformadas por supermanzanas de sólo tránsito local, principiando por el Centro ampliado, incluyendo la recuperación del Centro Histórico, lo que ayudaría contra la inseguridad y pobreza de buena parte de sus habitantes. Ciudades dentro de la ciudad más otras cerca, unidas por los dos ejes mencionados, más otro, paralelo al tren de cercanías, a lo largo de la Cl. 5 y su prolongación hacia el norte pasando el río Cali, mejorando la muy deficiente movilidad en la ciudad, cada vez más confusa y lenta e insegura.
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