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Tolerancia. 04.02.2023

 Se trata, en el caso de los habitantes de la ciudad, del “respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias” (DLE). Por lo contrario, en el caso de la ciudad, en tanto artefacto, es justamente lo opuesto: el respeto a su urbanismo, arquitectura y paisajismo, pese a ser diferentes o contrarios a las ideas que tenga cada uno de sus ocupantes; pero también presupone “considerar los márgenes o diferencias que se consienten” en cada uno de sus sectores, barrios, vecindarios y calles, y de las diferentes prácticas en ellos de la vida de los urbanitas, ya en tanto ciudadanos que respetan a la ciudad y sus habitantes, y que se hacen respetar como tales.

El respeto al urbanismo, la arquitectura y el paisajismo de cada uno de los diferentes sectores de una ciudad, son aspectos que ayudan a conformarlos en tanto “ciudades dentro de la ciudad”, considerando los usos del suelo y las densidades permitidas, y en función de la ocupación y alturas indicadas, junto con las imágenes arquitectónicas ya existentes y a conservar, junto con su vegetación a la vista desde la calle. Lamentablemente la rápida gentrificación ocasionada por el interés solamente comercial del suelo urbano privado, induce a cambiarlo todo pero lo usual es que sólo lo logra parcialmente, llevando así a las ciudades al desagradable caos de sus paisajes, imágenes y usos.

El respeto a las ideas de los habitantes sobre las ciudades y su urbanismo (usos, movilidad y densidad), su arquitectura (ocupación, alturas e imagen) y su paisajismo (en andenes, parques y zonas verdes) no debe llevar a ignorar las propuestas de sus habitantes, y por el contrario a debatirlas en juntas comunales, con conocimientos y no creencias, buscando nuevas ideas aceptadas por consenso, para proceder a presentarlas a las autoridades respectivas. Y por supuesto las autoridades siempre deben informar con anticipación sus propuestas a los ciudadanos para darles tiempo a que las debatan, y se generen contrapropuestas pertinentes antes de llegar a una única solución final a realizar.

El respeto, debido a las prácticas usuales de los habitantes de las ciudades, tiene que ver con la protección de usos y costumbres ancestrales, propios o que han llegado hace algún tiempo con los nuevos inmigrantes, pero que ya forman parte de la cultura de cada parte de la ciudad y de ella misma, y más si están de acuerdo con el urbanismo, arquitectura y paisajismo de cada una de sus partes, al punto de que ya sean inseparables. Además, las diferencias que en este aspecto presentan entre ellas las ciudades las hace más atractivas y placenteras, incluyendo la propia, y lo mismo dentro de ellas a sus diferentes “ciudades dentro de la ciudad” ya estas sean espontáneas o creadas a propósito como tales.

Finalmente, una buena ciudad, en términos urbanos, arquitectónicos y paisajísticos, es el mejor escenario para que sus habitantes se conviertan en ciudadanos que respetan las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias, a través de compartir información y conocimientos, y de tomar decisiones democráticamente, precisamente lo que originó las ciudades las ciudades occidentales en la antigua Grecia, y llevaron a la tolerancia en ellas, pero que los nuevos habitantes de las ciudades que han crecido mucho y muy rápido no han tenido aún tiempo de acceder a autentica cultura urbana constituida por su tolerancia, habitantes y ciudad física.

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