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Ciudad y comercio. 25.02.2023

 Los centros urbanos y el comercio siempre han estado relacionados, y este originó muchas ciudades y durante siglos constituyó sus centros, pero en el siglo XX se comenzó a reemplazarlos con los nuevos centros comerciales que se comenzaron a construir lejos del mismo. En la plaza se llevaba a cabo el mercado semanal, como aún en muchos pueblos, y sus usos eran múltiples y heterogéneos eran abigarrados en los días de fiesta o de mercado cuando se intercambian mercancías e informaciones al confluir todos los ciudadanos en una gran "visita colectiva" como la llama Edgar Vásquez (Historia del desarrollo urbano en Cali, 1980); y algo parecido sucede en un buen centro comercial.

Sin embargo, considerando que la plaza colonial es un espacio urbano público mientras que el centro comercial moderno es una construcción privada, lo que los hace comunes es que a los dos se accede por vías públicas, y que en ambos se llevan a cabo comercios privados, semanalmente en aquella, diariamente en estos aunque no todo el día. Es interesante comprobar que plaza viene del griego plateía: “calle ancha”, y que en los grandes centros comerciales existen espacios abiertos a la manera de pequeñas plazas semipúblicas, o que a los espacios colectivos de sus restaurantes se llamen “plazas de comida” o que las palabras “plaza” o “jardín” estén involucradas en el nombre de otros.

Ahora, los centros comerciales y la caracterización de los diferentes sectores de las ciudades están íntimamente vinculados; por eso en donde están surgiendo espontáneamente hay que estimularlos para que constituyan parte de la centralidad de una ciudad dentro de la ciudad, y lo mismo para estimular la conformación de nuevas. Debería ser muy claro que la ubicación de los nuevos centros comerciales que se propongan debería hacerse ante todo en función de la creación de dichas ciudades en la ciudad, y no dejar que se hagan en donde no contribuyan a ellas; y al mismo tiempo garantizar espacios para otros usos comerciales y los establecimientos públicos indicados.

Un buen centro comercial debe ser localizado en función de los barrios alrededor y no cerrado a las calles; de fácil acceso en bicicleta, caminando o en vehículo, para lo cual debe contar con espera de taxis en su interior y no bloqueando las vías, y estacionamientos suficientes; el comercio que ofrece debe ser variado; y ser agradable mediante otras actividades como cafeterías, cines o gimnasios. Además deben ser de crecimiento progresivo, tanto en planta como en altura, el que será paralelo al de la centralidad respectiva; o destinado el uso del suelo de los predios adyacentes a actividades complementarias a realizar con el paso del tiempo, mediante una reglamentación evolutiva.

En conclusión, los centros comerciales son básicos para la conformación de las centralidades de las ciudades dentro de la ciudad, y en este sentido habría que enfocar la reglamentación de los mismos, resolviendo su peculiar carácter público/privado para beneficio de los dos intereses: ciudad y comercio. Se dice con razón que lo público debe primar sobre lo privado, pero hay que advertir que en este caso lo público, la ciudad, no puede prescindir de los privado o, en últimas, de sus habitantes y sus actividades más privadas: vender y comprar, ya sea en espacios urbanos públicos como en las calles y las plazas o en construcciones privadas, desde pequeñas tiendas a grandes centros comerciales.

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