Lo que preocupa, cada vez más, a los habitantes de Cali, que son cada vez muchos más, es la inseguridad, principalmente en sus espacios urbanos de uso público, como calles, plazas, parques y zonas verdes, dependiendo de cada sector, pero también en sus viviendas y demás propiedades; y además están los accidentes de tránsito. Y se suele señalar que se debe a la falta de control por parte de la policía, y a la pobreza que lleva a la delincuencia o contribuye a ella; pero poco se habla de la falta de colaboración de los caleños en este tema, y menos aún del caos urbano arquitectónico de la ciudad en relación a su seguridad y movilidad, e igualmente ante las inundaciones o un temblor fuerte.
Lo segundo que más preocupa a los caleños es el tema de la movilidad, principalmente entre semana en las horas pico, por la mañana, al mediodía y por la tarde, cuando los trancones son cada vez más largos en el tiempo y el espacio. Y se suele señalar que se debe a la falta de control del tránsito por parte de la policía, y al mal servicio del MIO, agravado por la vandalización de que fue objeto; pero poco se habla de la falta de colaboración de los conductores caleños de carros, motos y bicicletas, ni por parte de los peatones, y menos aún se menciona el caos urbano arquitectónico de Cali con relación a los usos del suelo, el plan vial y sobre todo de la vergonzosa carencia de andenes adecuados.
Lo tercero que más preocupa es el ruido ajeno generado por bares, cafeterías, restaurantes y bailaderos, o por los mismos vecinos, el que llega a ser escandaloso principalmente los fines de semana en las horas de la noche y hasta bien entrada la madrugada. Y se suele señalar que se debe a la falta de control por parte de las autoridades, lo que es cierto; pero poco se habla de la falta de colaboración de los caleños, escasa también en este tema, y menos aún del caos urbano arquitectónico de la Cali actual y a las contradictorias, obsoletas o equivocadas normas vigentes que propician inconvenientes usos del suelo, o que muchas veces las autoridades permiten que sean ilegales.
En resumen, lo que cada vez menos preocupa a cada vez más habitantes de Cali, es la falta de colaboración de los caleños, no apenas en los tres temas anteriores, sino también en el buen uso de los espacios urbanos públicos, como calles, plazas, parques y zonas verdes, precisamente; ni tampoco piensan en su falta de colaboración para elegir buenos concejales y alcaldes, y que, aunque todo el tiempo se los critica, nada se hace para remediarlo. Y mucho menos aún los caleños se preocupan de lo fea que están dejando que se vuelva la ciudad, como es el caso del Centro Histórico, incluyendo San Antonio, y que suceda con la colaboración de las autoridades y no apenas con su falta de control.
La solución a problemas como la seguridad, la movilidad y el ruido en la ciudad, por supuesto comienza con su correcta planificación, su pertinente urbanismo, su adecuada arquitectura, y el buen diseño de su mobiliario urbano; cinco temas que son inherentes a la ciudad en tanto que artefacto, como al buen comportamiento de sus ciudadanos, pero que muy pocos caleños vinculan con esos tres problemas de los que todos se quejan; y mucho menos aún las autoridades que dan palos de ciego, como en el parque del Perro o los “andenes pintados” en San Antonio. Y lo que cada vez es más característico de Cali es que las “soluciones” a los problemas suelen causar más o nuevos problemas.
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