En las siguientes décadas de la primera mitad del siglo XXI, los principales ámbitos de los Estados deberían ser: lo ambiental, lo cultural, lo social, lo económico, lo político y lo urbano. Los Estados deberían reorganizarse en función de lo anterior a partir de sus instituciones actuales, reubicándolas, modificándolas e integrándolas con la participación y control de la sociedad mediante el voto, derecho que habría que convertir en un deber.
En lo ambiental tendría que ocuparse de suprimir los gases de efecto invernadero; de la recuperación y protección de las selvas y bosques, y de la biodiversidad y de las fuentes de agua dulce; y del reciclaje de los desperdicios y basuras; y del control de la sobrepoblación en aquellos países en los que crece desmedidamente. Objetivos urgentes, por lo que todos los demás ámbitos de los que se debe ocupar el Estado deberían considerar en primera instancia.
En lo cultural, se ocuparía de la pertinente educación para todos, principiando por su educación cívica; de la conservación de los usos, costumbres, tradiciones de los distintos habitantes del país, y de su lengua común; de la protección de las casas, edificios, vecindarios, barrios y sectores tradicionales de sus ciudades, y de sus hitos urbanos; de los panoramas habituales del campo de los alrededores y de los paisajes naturales de cada país.
En lo social, garantizaría el fortalecimiento de la sociedad; que esta vigile el cumplimiento de los compromisos adquiridos por parte de cada gobierno; y que todos los habitantes de cada país tengan acceso a la educación, la salud, la recreación, los abastecimientos y a viviendas adecuadas, procurando una mejor calidad de vida; y que se inculque en todos sus habitantes el respeto a los otros y a lo otro, ya se trate de creencias o pensamientos.
En lo económico regularía tanto a las empresas como a los trabajadores, proveedores y consumidores, y establecería las normativas pertinentes al comercio nacional e internacional; impondría un único impuesto a la renta para todos los que la tengan, pero progresivo de acuerdo con el monto de esta; y procuraría un capitalismo más consciente (J. Mackey y R. Sisodia) en un mundo cada vez más global, poblado, interconectado y urbanizado.
En lo político debería enfocarse a lograr democracias parlamentarias y no presidencialistas; gobiernos más técnicos y menos burocráticos; policías suficientes adecuadamente equipados y entrenados; y ejércitos más pequeños y fundamentalmente para apoyar a la policía cuando sea el caso. Y desde luego, fortalecer la Organización de las Naciones Unidas, ONU, y lograr que todos los países pertenezcan a la misma, y lo hagan deliberativamente.
En lo urbano consideraría que ya más de la mitad de la población del planeta habita en las ciudades y que en muchas partes, como en Colombia, son las tres cuartas partes o más, y que cada vez más ciudades crecen más rápidamente. Que todo lo dicho arriba sucede en las ciudades en las que se consume lo que se produce en el campo y además en ellas el Estado decide lo que debería pasar en todo el país si se trata de una verdadera democracia, no una ideal.
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