El descontrolado incremento demográfico mundial lleva cada vez más gente a vivir en las ciudades. Y
su rapidez aquí, un buen negocio para empresarios, terratenientes y contratistas,
significó más delincuencia y accidentes
de tránsito, la demolición del patrimonio cultural (memoria colectiva) y la construcción de edificios espectáculo (que
no espectaculares) e inseguros, y el despilfarro de energía y agua potable. Es
el caso de los tres millones de Cali, que nadie quiere contar.
Habría
que fortalecer el sistema de ciudades intermedias del valle del río Cauca, de
lejos más sostenibles, de Santander de Quilichao a Cartago, trasladar la
Capital del Departamento a Buga, y recuperar el Tren Regional de Pasajeros (con
más frecuencias y velocidad) para
mermarle presión a Cali. Y crear su Área Metropolitana con Yumbo, Jamundí y las
partes de Palmira, Candelaria, Puerto Tejada y Santander de Quilichao en las
que ya está asentada la ciudad aun cuando (es increíble) no aparezca en los
planos del Departamento de Planeación.
Usar
el Corredor Férreo para el Tren de Cercanías, una Autovía y una gran Alameda
(cruzando dicha barrera urbana con puentes de amplios andenes en todas las vías
que llegan a él). Completar el par vial de la 25-26 y el de las avenidas
laterales del Río Cali. Dar continuidad a las principales vías Norte- Sur y
Este- Oeste, y regresar a los dos sentidos en las de doble calzada. Regularizar
y ampliar los andenes en todas partes, y poner semáforos sincronizados y con
tiempo para los peatones. Crear una Autoridad Única para el Tránsito y el
Transporte Público (de verdad masivo e integrado) y una Policía Municipal,
apoyada por la Policía Nacional (después de la paz sobrará ejército pero aun
faltará más policía).
Y
zonificar a lo largo del Corredor Férreo los Centros Comerciales, Estaciones de
Policía, Centros de Salud, Deporte y de Atención al Ciudadano, Colegios y
Universidades, y altas torres exentas para oficinas y apartamentos con una
plataforma de dos pisos para comercio. Y en el resto de la ciudad conservar
paramentos y alturas predominantes en cada cuadra, sin dejar culatas. Y sólo
centros recreativos y viviendas unifamiliares y aisladas en los suburbios, para
que sean parte de un cinturón verde, liberando los cerros y la cordillera de
invasiones de pobres y ricos, y recuperando los ejidos de la ciudad.
En
los diferentes barrios y de acuerdo a sus usos predominantes y conformación
urbana y arquitectónica, permitir todos los cambios de uso siempre y cuando no
molesten a ningún vecino de ninguna manera, y aplicar el impuesto de plusvalía,
para socializar las ganancias de los propietarios que quieran aumentar altura o
área ocupada. Conservar sus Tiendas de Esquina y localizar mejor sus Escuelas
Primarias y Locales Comerciales, alrededor de sus Parques. Y restringir el
tránsito automotor en sus vías locales; y garantizar el silencio nocturno.
Todo
lo anterior aplicado en los barrios (las comunas son demasiado grandes y diversas)
por Juntas de Planificación y Control, de elección popular y remuneradas solo
por su asistencia comprobada y previamente definida, apoyadas por la Policía
Municipal, y supervisadas por una Administración de Alcaldes reelegibles y Concejales que sean
representantes de Universidades, Gremios
y Barrios, y preparados en lo urbano
arquitectónico antes de aspirar a regir los asuntos públicos
(la política) de una ciudad (la polis) o incluso un pequeño barrio.
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