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El parque El Guabito. 28.12.2013


Entre los parques urbanos más extensos del mundo están el Parque Metropolitano de Santiago de Chile, con 722 has., el Parque Central de Nueva York con 341, diseñado por Frederick Law Olmsted (1822-1903) entre 1857 y 1865, con la colaboración del arquitecto ingles Calvert Vaux. En los países vecinos está El Cerro Ancón en Panamá con 48 has., el campus principal de la Universidad Central de Venezuela en Caracas con 164, y el Parque la Carolina en Quito con 64. Y el Parque Nacional en Bogotá tiene 238 has.
                                                                                                                                                                      En El Guabito, nombre de la vieja hacienda que allí hubo, Cali podría contar con uno de los parques naturales urbanos más atractivos del país. Es una realidad física y una oportunidad evidente. Pero, como se afirmaba en un reciente editorial  de Elespectador.com  (29/11/ 2013 - 9:39 PM) con respecto a la creación de una importante reserva natural en Bogotá, hace falta además reimaginación, gestión social, pues además es un asunto de equidad para una gran parte de la población ya que sería el único espacio disponible para su bienestar.
                                                                                                                                                                      Como ya se dijo al respecto en la columna ¿Ciudad? de El País (El Guabito, 22/09/2005),  en Cali es importante poder contar con un amplio espacio verde en medio de la ciudad, el que además replicaría en el plan la contundente presencia en el piedemonte de sus cerros tutelares con  la Cordillera Central atrás a todo su largo, y complementaría el parque del Río Pance en su extremo sur, el Parque del Acueducto, en el extremo oeste y otro que pronto habrá que hacer en su extremo norte.
                                                                                                                                                                      La Fuerza Aérea podría utilizar la pista del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón para sus aeronaves de combate, como lo hace desde años en los aeropuertos de Bogotá, Medellín, Barranquilla y San Andrés, y con mayor facilidad dado que el de Cali tiene menor tránsito aéreo, y allí estarían más seguros, al estar más aislados y no en medio de barrios densamente poblados (cuando se construyó la base no había ninguno), y la ciudad también.
                                                                                                                                                                      Pero por supuesto la Escuela Militar de Aviación se debe conservar allí, incluyendo el uso la pista, pues es parte importante de la memoria urbana de Cali y el terreno una donación con ese fin exclusivo. Pero emplear las áreas sobrantes a ambos costados de la pista para ampliar el Parque de la Caña, que tanto beneficio le ha traído a Cali, sería viable. Y además podría tener un gran lago,  algo que la ciudad y su área metropolitana (de hecho) aún no tienen y que tanto necesitan.
                                                                                                                                                                      Sería un parque muy cerca del Centro, y  el punto de confluencia y encuentro del sistema de ciudades del valle geográfico del río Cauce, por estar próximo al cruce de las dos avenidas marginales del Río Cali  con el corredor férreo -que debe ser la columna vertebral de la ciudad-, a la altura del Cementerio Central, la Estación, el Terminal de buses y las antiguas instalaciones de la Industria de Licores del Valle, en donde se debe localizar el verdadero centro de ferias y exposiciones de la región.

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