Ir al contenido principal

En defensa de la Ilustración. 29.07.2021

 Este interesante libro de Steven Pinker, de 2018, cuyo subtítulo es:

Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso, es una historia muy importante para los que les preocupa el cambio climático, “incuestionablemente alarmante” (p. 178), la guerra nuclear, la sobrepoblación, la deforestación, la pérdida de biodiversidad y el nacionalismo que amenazan al mundo, y a las ciudades y lo que pasará con su rápido crecimiento, pero que Pinker poco menciona pese a que como él dice “las fuentes de la cultura siempre ha sido ciudades comerciales situadas en encrucijadas o vías navegables importantes” (p. 546) recordando El triunfo de las ciudades , 2011, de Edward Glaseer.

“La oposición a la razón es, por definición, poco razonable. Pero eso no ha impedido que un montón de irracionalistas prefieran el corazón a la cabeza […] “(p. 429 y ss.). Por eso hay creencias que se convierten en símbolos culturales y las personas las afirman o niegan no para expresar lo que saben sino quienes “son” en sus respectivos ámbitos académicos, empresariales o religiosos, y se encasillan en la izquierda o la derecha. Pero a la atmósfera no le importa lo que la gente piense de ella  y millones sufrirán si no se impide en lo posible el cambio climático, y mientras tanto las personas consumen noticias para intensificar su fanatismo de estadio de fútbol y no para
fundar sus opiniones.

“Aunque nuestra ignorancia es inmensa (y siempre lo será), nuestro conocimiento es asombroso y crece día a día”. (p. 469 y ss.) Y hay que subrayar que la ciencia trasciende las fronteras nacionales. Sin embargo el desdén por ella aún se encuentra en fundamentalistas religiosos, políticos ignorantes y muchos intelectuales y universidades, colegios y escuelas. Por eso la cosmovisión moral de cualquier persona científicamente instruida y que no esté enceguecida por el fundamentalismo, requiere una ruptura radical con las concepciones religiosas del sentido y del valor; y requiere de la visión del mundo que ofrece la ciencia, la que es la moral de facto de
las democracias modernas.

“La ciencia no basta para traer el progreso. ‘Todo lo que no esté prohibido por las leyes de la naturaleza es alcanzable, dado el conocimiento adecuado’, pero ahí radica el problema.” (p. 499 y ss.). Hay que desplegar el conocimiento para permitir que todo el género humano florezca igual que lo busca cada uno. La salud, la felicidad, la libertad, el conocimiento, el amor, la riqueza de la experiencia, pueden denominarse “humanismo” y el primer paso hacia la sabiduría es comprender que las leyes del universo no se preocupan de cada uno, y de ahí el rápido crecimiento de la ausencia de la religión, y cuando aumenta la curiosidad intelectual y la cultura científica se piensa y se deja de creer.

“Lo que exaspera a los intelectualoides es la ‘idea’ de progreso: la creencia ilustrada en que nuestra comprensión del mundo puede mejorar la condición humana.” (p. 63 y ss.). Pero dado que nos preocupamos cada vez más por la humanidad, solemos confundir los daños que nos rodean con signos de lo bajo que ha caído el mundo y no vemos lo alto que se han situado nuestros estándares. Además todos los días los medios destacan las noticias que informan de las guerras, el terrorismo, el crimen, la desigualdad, las drogas, la pobreza y la opresión; así, los consumidores de noticias negativas se vuelven fatalistas concluyendo cómodamente que: “¿Para qué voy a votar si no va a servir de nada?”

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las dos caras de la ciudad. 08.06.2024

                 Las ciudades son la suma de muchas y variadas edificaciones para vivienda, casas y apartamentos y demás usos complementarios para trabajo, educación, salud, recreación y cultura, además de las necesarias para sus espacios urbanos públicos, calles, plazas y parques, construcciones todas que siempre cambian con el paso de los años y los nuevos sistemas constructivos generando nuevas imágenes, y que están emplazadas en territorios rodeados de paisajes rurales y naturales que también cambian. Ciudades que son habitadas por diversas personas solas o que conforman familias, y a su vez diversas comunidades, todos estos habitantes ocupando diferentes barrios.               Pero en Cali hay más conciencia entre sus funcionarios y ciudadanos de lo que pasa en la ciudad, que de ésta en tanto artefacto, ignorando la importancia que tiene la ciu...

De urbe a utopía 17.09.2022

  Urbes son aquellas ciudades muy populosas, como es el caso de Cali, que ya va para tres millones de habitantes en su área metropolitana aún no oficializada, pero igualmente se las relaciona con las capitales, o con las ciudades más importantes y educadas del mundo, lo que no es el caso de Cali. Sin embargo, el que no sea una urbe no debe implicar para nada el que se descuide tanto su urbanización, se desconozca tanto el urbanismo y la arquitectura, ni que sus habitantes carezcan de urbanidad, todo lo cual lleva a la pertinencia de su utopía como urbe futura para mejorar la ciudad actual retomando lo mejor de su pasado cuando era una pequeña villa colonial al lado de un río. Urbanización es la acción y efecto de urbanizar, y cuyo resultado final es un núcleo residencial supuestamente urbanizado; lo que no es el caso de Cali, en la que varios de sus sectores periféricos son loteos y construcciones ilegales o directame...

La nueva arquitectura. 27.08.2016

        Lo urgente de lo sostenible deberá lograr que la arquitectura de nuevo sea bella y eficiente como fue la edilicia de siempre en todas partes. Los nuevos profesionales, formados en las universidades deberán buscar que las técnicas apropiadas para una arquitectura sostenible los lleven a nuevas formas coherentes, en lugar de inventárselas caprichosamente como en la arquitectura espectáculo, o falsamente ecológicas como en mucha de la vendida como “verde”. Para principiar, lo construido debe durar mucho y ser fácilmente adaptable a nuevas distribuciones y usos, como también para su mantenimiento, remodelación a fondo, o el reciclaje final de sus materiales si es del caso. Y su construcción, uso y mantenimiento debe consumir el mínimo de agua y energía y generar el mínimo de contaminación, sobrantes, escombros y desperdicios. El ejemplo a seguir es desde luego la arquitectura tradicional, tan bien adaptada a su clima, paisaje y tradiciones, que hay qu...