Para principiar, hay que analizar al menos unos pocos factores definitivos y pensar en cómo resolverlos según su interdependencia y prioridad, para a continuación proceder a obrar. En primer lugar está la Policía, pero igualmente los espacios urbanos en los que debe actuar, el comportamiento cívico de sus habitantes, y por último el carácter específico de los delincuentes mismos; sus condiciones económicas, sociales y en definitiva su cultura urbana. En este caso en lo incipiente de esta, como corresponde a una ciudad que ha crecido mucho y sobre todo muy rápidamente, no dando tiempo para adquirirla, por lo que es urgente una mejor, más amplia y continua educación cívica.
La Policía no tienen control sobre buena parte del área metropolitana de Cali, en parte por no estar oficializada, aunque sí tiene jurisdicción, pero además no existe una única, suficiente y mejor dotada Policía Municipal para la vigilancia de los espacios urbanos de uso público como calles comunes, plazas, parques y zonas verdes, ni del tránsito en sus principales vías. Y que igualmente actúe sobre el uso y las modificaciones autorizadas de las construcciones que los limitan, y el comportamiento de sus habitantes, principalmente el ruido ajeno, y no únicamente atender a su seguridad, lo que por supuesto es su primer deber. Solo así se podría adelantar la urgente educación cívica de los caleños.
Debería ser evidente que el buen diseño, uso y mantenimiento de los espacios urbanos públicos, como calles, plazas, parques y zonas verdes, facilita o no la delincuencia común y su vigilancia por parte de la Policía. Con apenas 268 policías por cada 100 mil habitantes, al 2018, mientras que las ciudades más seguras cuentan con más de los 300 recomendados por la ONU, y considerando la extensión actual de la ciudad, la diversidad de sus muy diferentes sectores, y el caos urbano en muchos de ellos, la rápida actuación de la Policía se ve muy limitada, lo que indica que la solución está en crear ciudades dentro de la ciudad, como fuera de ella, a base de supermanzanas.
Todos los habitantes de Cali son potenciales víctimas de los delincuentes pero igual estos son habitantes de la ciudad, y no faltan los que lo son al mismo tiempo. Pero hay que subrayar que para lograr mayor seguridad, además de una mejor y suficiente Policía, sus habitantes deben colaborar con ella, no facilitándola por sus descuidos, vigilando su espacio urbano inmediato y sus vecinos, y denunciando oportunamente los hechos mas no solamente los delictivos sino también los sociales; y por supuesto la ausencia de una Policía Municipal que no esté dividida en guardias de tránsito que no detienen a los raponeros y policías que no multan a los infractores de las normas del tránsito.
¿Y quienes son los delincuentes? Ya que los hay en todas sus clases sociales, desde políticos y empresarios corruptos, hasta simples atracadores callejeros, pero lo grave es que unos y otros en no pocas ocasiones llegan al robo, el secuestro y el asesinato. Igualmente hay que considerar el hecho de que muchos delincuentes lo son por las precarias condiciones económicas y sociales de buena parte de la población de la ciudad, además, llegados recientemente, sin una tradición en ella, y a los que se los ha mantenido segregados; aunque desde luego todo lo anterior no debe justificar su delincuencia, debida en primer lugar a la ausencia de las Autoridades, pero también a la de muchos ciudadanos.
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