Legalmente,
ciudadanos, mujeres y hombres, sólo lo son los miembros activos de un Estado, y
por lo tanto de sus núcleos urbanos, y titulares de derechos políticos y
sometidos a sus leyes. Es un concepto socio-político y legal de significado
variable usado desde tiempos antiguos y a lo largo de la historia, aunque no
siempre de la misma manera. De ahí que sea crucial que los que lo sean de
verdad, o sea los que votan, logren que la mayor parte de los habitantes de una
ciudad se vuelvan poco a poco urbanitas y no que permanezcan desadaptados, como
lo está esa mayoría de ciudadanos de mentiras que no vota -porque para que-
permitiendo que una minoría sea siempre la que elija.
Fundadores
son los que inician los pueblos y ciudades pequeñas, como también los nuevos
barrios en las grandes, y que participan, de una manera u otra, ya sean en su
diseño como en su construcción. Lo son según las épocas en las que pueblos o
barrios se han consolidado (criterio histórico), según la traza urbana generada
(criterio urbano), según el tipo edilicio seguido (criterio arquitectónico),
según sus relaciones (criterio socioeconómico) y según el tipo de cultura que
han desarrollado (criterio antropológico); cinco puntos de vista íntimamente
interrelacionados que se transmiten a las siguientes generaciones y que son
básicos para aspirar a tener mejores ciudadanos.
Vecinos
son los que comparten una calle y sus esquinas, en un barrio en una población
pequeña, incluyendo a los lugareños que han nacido allí conservando recuerdos y
tradiciones del mismo, como saludarse brevemente cuando se encuentran (buenos
días vecino), pero igualmente son vecinos los que moran en un sector, ya sea
tradicional o no, de una ciudad grande, identificándose con el mismo, lo que
constituye la base de las ciudades dentro de la ciudad alrededor de
centralidades peatonales, las que propiciarían la formación de verdaderos
ciudadanos responsables, lo que se sumaría a la condición de buenos y amables
vecinos que ya tendrían.
Urbanitas
son los que viven acomodados a los usos, costumbres, tradiciones y leyes de la
ciudad en tanto tal, a una cultura urbana, y por lo mismo incluye ciertas
características de los fundadores y lugareños, que permanecen en el tiempo,
pero asediados cotidianamente por desadaptados que no respetan los derechos de
los demás en la ciudad y simplemente ignoran sus deberes en ella, ya que no se
los enseñaron en sus casas ni en las escuelas, quedando en un estadio de
evolución cultural intermedio entre el salvajismo y la civilización, y son
incultas, groseras y toscas, y peor cuando las autoridades no responden por el
cabal cumplimiento de una educación cívica elemental.
Habitantes
son, finalmente, todos los que viven habitualmente en un lugar determinado, formando
parte de su población, sean ancianos, mayores, adultos, jóvenes, adolescentes,
niños o bebes, sean mujeres u hombres (y sus diferentes combinaciones), y que
constituyen la población de una calle, barrio, ciudad, provincia o nación
sin considerar sus diferencias económicas, sociales, étnicas, educativas o
culturales (y en la tercera década del siglo XXI se deberían incluir sus
mascotas). Por eso una buena educación “urbana” es clave para formar ciudadanos
urbanitas, lo que redundaría en que los buenos vecinos lo sean más y respeten
el patrimonio cultural que viene desde los fundadores
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