La sobrepoblación y la
obsolescencia precipitada, cuando no directamente programada, para beneficio de
las multinacionales, de todo lo que usan los seres humanos, en buena parte
objetos innecesarios, es causante del cambio climático o lo acelera si es que
se trata de un ciclo natural, y de la devastación de su naturaleza, lo que
amenaza al planeta. De ahí que el control de la natalidad y el re uso de todo
lo que se pueda y el no uso de lo innecesario, se ha vuelto tan urgente como
evitar un conflicto nuclear, el que paradójicamente podría ser la solución a la
brava de dichos problemas…pero sólo para beneficio de los sobrevivientes si es
que se lo puede denominar así.
La obsolescencia precipitada de
los edificios y especialmente las casas, para beneficio de la industria de la
construcción y sus propietarios, ignorando su deber en términos de
sostenibilidad de las ciudades, implica el desperdicio total de lo ya
construido, y sus escombros ni siquiera se reciclan, dando paso a la extracción
de más materiales como tierra, roca, piedras, arena, madera y otros más, e
igualmente de agua y energía, además de cambiar la imagen de calles, barrios y
sectores y finalmente la de la ciudad. Reusar lo ya construido es una acción a
favor de la naturaleza y en contra del cambio climático, y en la mayoría de los
casos se puede hacer, lo mismo que aumentar el área construida.
La devastación de la naturaleza
está acabando
con la biodiversidad del planeta, el agua dulce es cada vez más escasa, y se
talan bosques y selvas para la minería, la agricultura, la ganadería y la
construcción de carreteras, lo que incide en el cambio climático. Lo mismo que los
tugurios
superpoblados y la proliferación de asentamientos alrededor de las ciudades, cuyo
crecimiento horizontal en países como Colombia ocupa cada vez más espacio con
base en casas de uno o dos pisos en lugar de edificios de cinco o siete que
ocuparían entre tres o cinco veces menos área en el primer piso, o ningún área
adicional si solo se agregaran más pisos a las construcciones existentes.
De ahí que el re uso de todo lo
ya construido, readecuándolo o aumentándolo, se ha vuelto urgente para la
sostenibilidad de las ciudades. Igualmente el recoger el agua de la lluvia en
reservorios en todas las corrientes que bajen de las cordilleras, junto a las
cuales están muchas ciudades en el país, pero también en tanques altos bajo la
cubierta de los edificios, y usarla después para lavar los inodoros, regar
jardines y limpiar pisos, junto con el agua de lavamanos y duchas, luego de filtrarla.
Igualmente aprovechar lo más que se pueda la iluminación natural y los sistemas
pasivos de climatización, junto con el reciclaje de sobrantes y desperdicios,
incluyendo los de las demoliciones que sean inevitables.
Por otro lado hay que considerar las diferentes partes de
los edificios según su duración promedio, tales como suelos, puertas, ventanas,
armarios, baños y cocinas y lavaderos, cuya duración suele ser más corta que la
de su estructura, cerramientos y divisiones fijas. Pero también están las
instalaciones eléctricas, hidráulicas y sanitarias que es necesario reparar o
sustituir, para lo cual se deberían dejar a la vista en lo posible y nunca
dentro de la estructura. Finalmente está el mobiliario, el que siempre es
posible restaurar y continuar usándolo o, si se quiere, modernizar y reusar. Usar, dice el DLE es hacer servir una cosa para algo; re usarla es usarla para
otra cosa.
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