Ir al contenido principal

De la piedra al vidrio. 23.06.2018


     Casas y edificios enmarcan espacios exteriores y conforman recintos interiores limitados por suelos, cubiertas y cerramientos. Hasta inicios del siglo XX en Colombia, y en Iberoamérica en general, las casas campesinas y las de los pueblos pequeños fueron de suelo de tierra apisonada, cubierta de palma, en las tierras calientes y templadas, o de paja, en las frías, y muros indígenas, ya fueran “embutidos” (rellenos con tierra) o de bahareque (sólo recubiertos con tierra), con guaduas o varas de madera “redonda” (sin aserrar) como estructura. En Cali existió una en el Centro hasta la década de 1970, cuando la ampliación de las calles acabó con ella, e incluso hay una en San Antonio. 
                                                                                                                                                                      La tapia pisada, los adobes, y los ladrillos pegados y revocados con barro, de origen hispanomusulmán, llegaron de Al Ándalus en el siglo XVI con los conquistadores españoles, y en el XVIII, con las reformas borbónicas que dieron un nuevo aire a las colonias, vinculándolas más con el Imperio Español, se difundieron las tejas árabes (de barro) y diferentes formas de ladrillo para bases de piederechos, arcadas, atarjeas y para “enladrillar” suelos. Es decir, un sistema constructivo determinado por un material predominante, la tierra. Es la bella y perdurable arquitectura de los cascos viejos de nuestras ciudades y de sus primeros ensanches.
                                                                                                                                                                        El punto es que en la arquitectura colonial las formas siguen un único sistema constructivo sostenible. Por lo contrario, hoy los edificios causan, indirectamente, más de la mitad de los gases de efecto invernadero causantes del cambio climático. Consumen en su construcción mucha agua, energía, arena, piedra, cemento, madera, metales y plásticos en grandes cantidades, y nada de tierra pues ya no se usan tejas de barro. De ahí que haya que reinterpretar, con nuevas tecnologías, nuestras sostenibles y austeras tradiciones constructivas, y proyectar una arquitectura del lugar para el lugar, en lugar de seguir copiando, y mal, la de países con estaciones y no en el trópico.
                                                                                                                                                                          Usar bloques de tierra estabilizada, creados en el CINVA en Bogotá a mediados del siglo XX pero pronto olvidados en Colombia, aunque si se usan en otras partes. Utilizar la tierra de las excavaciones, en lugar de botarla en cualquier parte, para rellenar muros de bloques huecos de cemento, aumentando su inercia térmica y acústica, y su solidez. Muros ya no de tierra sino con tierra. Son los más indicados para zonas de alto riesgo sísmico, y en los climas del trópico caliente o templado a lo largo del año.  Además, usar sobre ellos tierra en lugar de pinturas químicas, es más económico, y sus colores propios, del ocre al siena, son de mejor envejecimiento que las pinturas.
                                                                                                                                                                           El caso es que en este país tan dependiente culturalmente, el moderno-historicismo de principios del siglo XX (formas históricas con sistemas constructivos modernos) y poco después la pura moda frívola de lo moderno, cambió la tierra por cemento, y se olvidaron los acertados enjalbegados blancos, y la bellas techumbres se cambiaron por sosas cubiertas planas y con goteras, y bajos cielos horizontales igualmente sosos. Nuestra arquitectura regional viene de la tierra y debería regresar a ella. Es nuestro mejor y más abundante material de construcción. Usar tierra del sitio hace que la arquitectura lo transforme en un lugar propio de ese sitio. Y si hay que demoler un edificio, se devuelve la tierra a la Tierra.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El (des) Gobierno Municipal. 21.05.2016

         El desordenado proceso del control del patrimonio construido en la ciudad, y en realidad de todo lo que se construye o destruye en Cali, lamentablemente suena a la vieja canción: songo le dio a borondongo, borondongo le dio a bernabé, bernabé le pego a muchilanga, le hechó a burundanga y le hincha los pies. Es el futuro cantado de San Antonio, el triste pasado del Centro de Cali, el escandaloso caso allí del Hotel Aristi, y el sainete del Colegio de La Sagrada Familia, frente al parque del barrio El Peñón.                                                                                                                                 ...

Planificación regenerativa. 15.06.2024

                Como ya se sabe, cosas, datos, informaciones, conocimientos y sabiduría, están relacionados de diferentes formas, siguen distintas secuencias y en cada caso tienen valores disímiles; las cosas son más que sus datos, estos son sólo parte de la información y esta lo es del conocimiento, el que no es forzosamente sabiduría. En las ciudades los datos sobre su geografía, historia, población, urbanismo y arquitectura permiten una información básica pero no su conocimiento a fondo, el que precisa de vivencias sabias para poder planificarlas responsablemente, y se pueda precisar el urbanismo, la arquitectura, el paisajismo y el diseño a seguir, y que profesionales los deben realizar y en donde.               Son tres temas básicos a considerar para cada uno de esos cinco aspectos mencionados arriba. Geografía: relieve, clima y vegetación, que det...

Paisajismo 5R. 01.06.2024

                 Que sea renovable, resistente, regional, resiliente y recreativo; que sea duradero y reemplazable fácilmente cuando sea lo necesario; que no lo afecten los cambios de las diferentes temporadas del clima; que sea a partir de la vegetación original de cada sitio; que sea fácil de mantener y resistente; que sea  lúdico, divertido, ameno o entretenido según lo indicado para cada sector en cada ciudad, tanto en sus espacios urbanos públicos (calles, avenidas, paseos, parques y zonas verdes) como en sus diversas edificaciones.               Renovable: que sus árboles, arbustos, enredaderas, matas y prados se puedan reemplazar fácilmente cuando sea lo necesario; que todos se analicen como componentes de un todo y no solo sus distintas partes por separado;  económico al ser menor la inversión en plantillas, abonos, agua, energía y...