Aprovechando que Cali ya es un Distrito
Especial, que tal si se conforma, por fin, su área metropolitana, repartida hoy
inconvenientemente entre todos sus municipios vecinos por el Oriente. Y con el
corredor urbano conformado entre las calles 25 y 26, como su eje principal, con
el tren de cercanías, una autovía urbana, las calles ampliadas del par vial,
ciclo vías de verdad y amplios andenes arborizados de nuevo con palmeras, el
que está ahora totalmente desaprovechado e invadido.
Y si se recuperara la Plaza de Caicedo,
eliminando sus setos como de jardín de burgués tropical, y se le pone un suelo
semiduro manteniendo sus tradicionales andenes y regresándole sus bancas. Ya
que las prostitutas seguirán allí con o sin ellas, y vecinas de la Catedral
como lo están en Ámsterdam y otras ciudades, y mucho mejor pues allá están los
burdeles pero aquí solamente ellas y ellos, sus clientes, que se quedaron sin
emboladores y emboladoras pues las hubo y bonitas.
Y si se hiciera un retorno debajo del
puente de la Calle Quinta a la altura de la Carrera 10, y que se la dejara
hundida desde la Avenida Colombia hasta ese cruce, uniendo de nuevo el centro
histórico de la ciudad que va desde la Capilla de San Antonio hasta pasar la
Plaza de Caicedo y entre el río Cali y la Carrera 10 precisamente. Si es que lo
hay en Cali en donde solo quedan tres iglesias, una capilla y dos conventos,
unas casas y la traza colonial ortogonal, que aquí quedó chueca.
Y las vías que reclaman, con razón, los del
sur, que tal si las pagan ellos aprovechando que será una de las cuatro o cinco
localidades del Distrito Especial. Y que logren atajar las burradas del Zanjón
del Burro y de la terminal del MIO, que no lo es, en un humedal, y que no se
repita lo de la Plaza de Toros, un despropósito con el beneplácito del
Ministerio de Cultura, pues se hubiera podido convertir el parqueadero en un
parque con un edificio más alto y por tanto más retirado de la plaza.
Y ya que San Antonio será parte de la
principal localidad del nuevo Distrito, la que debería ser el Centro ampliado,
se olvida la burrada de convertirlo en una zona de tolerancia de restaurantes
sin permiso, bailaderos ruidosos y carros estacionados en sus estrechas calles,
equivocadamente promovida por Cali 24 horas. Y qué tal si se amplían sus andenes
de una vez por todas para que todos,
vecinos y turistas, puedan ir por ellos, y se entierra su marulla de cables que
afean su encanto.
Y si en lugar de talar más árboles se los
deja morir de pie y se siembran muchísimos más, especialmente en los Cerros
Tutelares, en lugar de permitir esos feos e idénticos edificios en sus faldas,
que se tapan la vista entre ellos y a los cerros tutelares y atrás la alta
cordillera con los inigualables Farallones de Cali, y atajan la brisa que baja.
Y pasando por alto que modificando brutalmente sus paisajes se estén afectado
los diferentes y muy apacibles climas de la ciudad.
Pero
antes hay que educar a tantos habitantes de la ciudad para que sean verdaderos
ciudadanos de sus localidades y fuera de ellas respetando las de los otros, y
para que entiendan que ideas como las anteriores si serían verdaderas obras
para la ciudad, ya propuestas aquí y en la columna ¿Ciudad? de El País,
repetida pero inútilmente. Puede ser que lo de Distrito Especial sea bueno para
Cali las 24 horas del día todo el año pero desde luego depende de que los
caleños lo sean para que sí lo sea.
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