El Municipio debería adquirir ya los lotes necesarios para el
nuevo equipamiento urbano previsto para los próximos años y, por otro lado, es
necesario cambiar la reglamentación urbana existente de usos del suelo,
ocupación en primer piso, aislamientos y alturas máximas permitidas. También es
preciso actualizar, simplificar y sintetizar las normas arquitectónicas.
Reglamentación y normativa que por supuesto debería regresar a la Secretaría de
Planeación, o al menos que esta lleve a cabo un estricto control sobre las
curadurías urbanas actuales, las que al menos deberían operar únicamente por
sectores urbanos de la ciudad y no indiscriminadamente en ella.
Este nuevo equipamiento urbano, como lo son las estaciones de
policía, bomberos, puestos de salud, colegios, escuelas, centros deportivos,
oficinas administrativas y demás, debería estar a lo largo de un nuevo eje
urbano y vial, norte-sur, usando el actual corredor férreo, y habría que
mejorar el acceso peatonal desde él al equipamiento existente que esté cerca,
como es el caso de la Universidad del Valle y sus alrededores. Igualmente los
nuevos centros comerciales deberían estar preferiblemente sobre dicho corredor
o cerca al mismo, en donde se tendría la mayor densidad de usos o, por lo
contrario, cerca de los extremos del área urbana de la ciudad, especialmente en
sus partes más anchas.
Y, por otro lado, es necesario cambiar la reglamentación de usos
del suelo, evitando la obsoleta zonificación actual y favoreciendo la
convivencia de viviendas, de diversos estratos pero en vecindarios algo
diferenciados, evitando así la formación de grandes guetos socio económicos, y
además incluir otros usos compatibles con la vivienda. Es decir, insistiendo en que los nuevos usos diferentes
a la vivienda no sean molestos para misma, ni excluyentes entre sí, debido a
los diferentes tipos de contaminación que generen, como la del aire y el ruido
ajeno, pero también la visual, y que su accesibilidad vial y estacionamientos
públicos no causen problemas a los vecinos.
Igualmente es preciso que en los nuevos conjuntos de vivienda se
permita mayor ocupación en los primeros pisos sobre las vías, para conformar
una plataforma básica y continua de uso comercial y de zonas comunes, y no
incómodos e inseguros apartamentos además faltos de privacidad. Así, en lugar
de inútiles antejardines, los que con mucha frecuencia terminan ilegalmente
ocupados, se podría dejar más área libre en el interior de las manzanas. Y la
altura de sus diferentes edificios debería ser variada, y no la misma, mas sin
rebasar los siete pisos, en la mitad del frente del lote, y cuando se generen
culatas laterales, que estas tengan los mismos terminados de las fachadas
principales.
Sólo en ciertas partes de la ciudad, como a todo lo largo del
nuevo corredor propuesto, se deberían permitir edificios de mayor altura pero
aislados por todos sus costados, los que tendrían estupendas vistas a la
cordillera y al valle del río Cauca, el que en esta parte presenta su mayor
anchura. Y, además, habría que prohibir radicalmente los edificios en el
piedemonte de la cordillera, en donde inevitablemente serían dependientes del
automóvil particular, en el que únicamente debería haber viviendas
unifamiliares aisladas y en grandes lotes. Así no se alteraría el bello paisaje
natural de Cali ni se impediría que baje a la ciudad la bienvenida brisa fresca
al atardecer.
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